Celebrando la niñez en nuestra comunidad. Jóvenes de la fundación Casa Ana compartieron hoy sábado 10 de Agosto juegos, música, dibujos con niños de tierna edad ( 2,3,4,5 años ) los pequeños nos conocen y nuestros jóvenes se inician en “dar Amor a su comunidad.” Gracias a todos los jóvenes que donaron su tiempo y Amor♥
Blog dedicado a la promoción de las obras de Artes Visuales de Virgilio López Azuán
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lunes, 12 de agosto de 2024
viernes, 9 de agosto de 2024
jueves, 8 de agosto de 2024
El artista plástico, Gabriel Matos Silfa y colores de Sagitario
Sin aludir a las características del movimiento artístico italiano Pittura metafísica de principios del siglo XX, creado por Giorgio de Chirico (1888-1978) y Carlos Carrá (1881-1966), pero sin dejar de encontrar hilos conectores, tomaremos la pintura, “Elementales Sagitario”, realizada por el artista plástico de Azua, República Dominicana, Gabriel Matos Silfa, donde se aprecia un campo conceptual relacionado con el tema metafísico.
Matos Silfa, pertenece al grupo de artistas que descollaron en la provincia de Azua en la década de los años 80 y ha realizado una obra discreta en su lar nativo, participando en varias exposiciones nacionales y locales, la más reciente fue la Exposición Matices y Esencias Azuanas 2023, presentada en la sala de arte del Centro Cultural Héctor J. Díaz de Azua.
Con una síntesis en los estudios de metafísica, arte, ciencia, religión, historia y filosofía, Matos Silfa, en su cuadro, descarga un mundo donde los colores son la entrada al concepto, a una dimensión más allá del mundo tridimensional de Euclides. En él se cristalizan culturas aprendidas en libros portadores de conocimientos herméticos, basados en los orígenes y el desarrollo de la civilización humana. Su impronta está fundada en la comprensión trascendente, en los relatos de arcanos que han idos revelando grandes maestros del gnosticismo o espiritualismo. Todo esto es plasmado en una mixtura de símbolos presentes en el mundo real y en otras dimensiones donde trasciende el alma, según lo narrado por los estudiosos de esos temas.
La conformación del arte de Matos Silfa está sostenido esencialmente en ideas gnósticas, aquellas que tienen como procedencia, diversas religiones indo-iranias, en las tradiciones y creencias judías, en la cultura helénica, así como varios aspectos del pensamiento griego.
La obra está presentada en formato de 22 x 28”, en óleo sobre lienzo, y de primera vista, se advierte un juego de colores predominantes: amarillo, verde y azul, que son los que la literatura esotérica atribuye a la constelación de Sagitario. También, se aprecia el color rosa y unas vetas de rojo. En el centro, de una mata de maguey, que exhibe sus hojas verdes, tersas, fijas, terminadas en un mucrón, el artista deja brotar una serie de imágenes que salen desde una fragua, que supone ser la creadora de mundos iniciáticos.
De entrada, en el cuadro, se aprecia la imagen de un bastón de mando, una paloma, dos serpientes, el ave fénix, un pez, un útero, unas lágrimas, un falo y el fuego que se desprende del interior de la planta mencionada.
Como se ha referido, toda esta simbología tiene un origen esotérico y metafísico. Su base está en diversos estudios donde existe la búsqueda de la autoconciencia del ser. Este pasaje nos remonta a antiguas creencias y religiones, previo y al principio del cristianismo. Se consideraban filosofías herméticas porque tratan, “misterios” donde se practicaba y difundía el esoterismo y otras ciencias que le servían de apoyo, como la alquimia, la filosofía y la religión.
En el mundo iniciático el bastón de mando simboliza el trabajo que cada individuo está realizando en pos de su autorrealización. Ese duro camino catalogado por seguidores como el de “la navaja” que tiene doble filo. Ese sacrificio que aparece en muchas escuelas metafísicas conduce a la recompensa espiritual del practicante. En cuanto a la paloma dibujada, es la que alude a “la paloma del Espíritu Santo”. Se cree que la idea del Espíritu Santo como madre, surge de la tradición gnóstica y su relación con el cristianismo primitivo.
La serpiente, como símbolo, aparece desde antiguas culturas y civilizaciones presentes y desaparecidas, tanto en oriente como en occidente. El culto a este ofidio relacionado con la sexualidad y la autorrealización tiene su historia en movimientos filosóficos, cristianismo antiguo, gnosticismo y religiones. Cabe recordar al filósofo judeo-helenista, Filón de Alejandría, quien con su trabajo apologético quiso demostrar la “perfecta combinación entre la fe judía y la filosofía helenística”. En su caso, la serpiente la presenta como alegoría.
Aparece este reptil como la dadora del conocimiento del bien y del mal. Sobre todo, el lector se puede aproximar a todas las alusiones de la serpiente hechas por: Hipólito de Roma, Ireneo de Lyon, Orígenes, Epifanio de Salamis, Tetuliano, Filastrio y San Agustín.
Pero no es casual que la serpiente esté relacionada con una planta o con el fuego. En términos simbólicos la analogía con el árbol es de carácter lineal. Existe una semejanza entre las raíces del árbol y la forma de la serpiente. Según se expresa en el Diccionario de símbolos de Juan-Eduardo Cirlot (1992, Pág.40):“Mientras el árbol eleva las ramas al sol, como en éxtasis de adoración, la serpiente espera poder clavar el aguijón. Esto es lo esencial del símbolo y no que las serpientes aniden junto a los árboles”.
En el caso de la pintura que analizamos, dos serpientes aparecen desde un maguey, planta típica en bosques secos de donde es oriundo el artista. Simbolizan el Caduceo de Mercurio, que en la antigua cultura griega se presenta en forma de una vara con alas y serpientes entrelazadas, como símbolo de Hermes (Mercurio) quien fungía como mensajero de los dioses. Este caduceo lo portaban, como señal de inviolabilidad personal, los embajadores y heraldos.
A todo detalle, la obra es una gama de conceptos, un sincretismo de símbolos donde el artista intenta vaciar la síntesis de creencias e ideas que conforman diversas culturas humanas, vista desde el tema espiritual. Es así que presenta el “aroma de la personalidad” como si bajara en una intención puesta en intercapas de colores. También, esa idea del resurgimiento como el Ave Fénix, la fructificación de la constelación de Piscis —representada por un pez—, pero sobre la base de los preceptos de la constelación de Sagitario, que es la base de la obra.
Como toda tradición o ciencia hermética, la obra pictórica de Matos Silfa no deja atrás lo simbólico-sexual, porque en ello descansa la filosofía del origen, de los opuestos y el fuego sagrado de la iniciación. Tanto el útero como el falo son presentados desde la fragua, es más ellos crean la fragua de donde parte todo, donde se abren los caminos para el conocimiento de la verdad, para alcanzar los estados de plenitud del ser. El artista lo hace muy bien, no pierde detalles, no mezcla lo sagrado con lo profano, no sobrepone ni da rango de preeminencia a ninguno de los símbolos presentados, pero subyace, la inclinación reverencial al fuego sexual, al trabajo que se necesita para ascender espiritualmente. Tanto así, que si los lectores aprecian la imagen del cuadro, algunas lágrimas caen desde arriba, como símbolo de las dificultades que pasa el practicante para poder redimirse.
Quizá, en las artes plásticas de República Dominicana, este tema presentado por Matos Silfa, no había sido tratado antes, con tanta carga conceptual mística y simbiótica. Los colores utilizados, las figuras, los trazos, encienden las llamas del arte en plena transmutación alquímica. Aquí, el manejo de lo estético, no es simplemente una metáfora del artista, lo hace con la plena convicción intelectual, racional, ajustado a sus patrones espirituales.
Sin duda, me parece una obra coleccionable para los practicantes de doctrinas esotéricas o religiosas, o para todo aquel que aprecie una buena obra de arte. Su contemplación dará motivos para la búsqueda de posibles verdades más allá de lo racional.
Domingo 20 de agosto del 2023
Pinturas de Elsa Núñez: luz en el horizonte del color
Artista Plástica Elsa Núñez
La exposición de pinturas de la
maestra Elsa Núñez con el título, Elsa
Núñez, línea de tiempo (1983-2023), se presenta en el Centro Cultural
Perelló de Baní, provincia Peravia. Un recorrido
por las creaciones de la artista a lo largo de décadas y que, algunas de ellas,
forman parte de prestigiosas colecciones. Una mágica pasión por el arte y sus esencias disfruta el espectador en cada muestra.
Una ocasión para aproximarse a los mundos y paramundos de la creadora.
Actitudes expuestas de un ente iniciático desde sus propios orígenes, y poco a
poco se va transmutando. Un toque a lo profundo y a lo mineral de la
naturaleza, a lo humano y lo ontológico, a lo telúrico y refulgente: un
pinchazo de luz. Una explosión en rocas sumergidas en las aguas de un alter,
siendo la prolongación configurada del mismo ser.
Las
obras y opiniones de los críticos
Algunas de las obras presentadas en la exposición son las
siguientes: “Ángel de la tierra (1983)”, “La diosa de las mariposas (1987)”,
“Hábitat de la mariposa (1987)”, “Mundo ecológico astral (2016)”, “Noche de
luna nueva (2022)”, "Exaltación a la naturaleza (2023)”, “La madre
naturaleza (2023)”, entre otras.
Amable López Menéndez, crítico y
curador de arte, dice de las obras de Elsa Núñez: “La celebración de la naturaleza
como madre procreadora y nutricia de la vida terrenal y la especie humana, así
como la pulsión ontológica, mística y poética de Elsa Núñez, se nos revelan en
la gracia única con que ella logra transmutar las formas y sublimizar la
superficie pictórica…”. Mientras, Marianne de Tolentino, también crítica de
arte, pondera su técnica y la renovación de las sutilezas cromáticas en la obra
de Núñez: “Una valoración sensual de la pasta,
recogiendo la voluptuosidad y la esencia de la materia, se funde en una resonancia
espiritual que libera las energías latentes y las sublimiza”. También,
Jeannette Miller, expresa que Núñez “alcanza un excelente nivel, tanto por la
calidad interpretativa de su particular fuerza interior, como por el manejo de
los medios cromáticos”.
Las obras de Núñez es su continuidad. No hay una muestra
pictórica que no sea parte sucesiva de su ser, una andanza algorítmica de
colores implosionados en los propios horizontes de la artista. Y uno se
pregunta ¿quién es esa mujer pintada por Elsa, aparecida en algunas de sus
obras?, ¿su propia divinidad?, ¿su puerta de escape a la libertad de su ser?
Algunos analistas y espectadores aluden a la imagen física de la pintora, otros
hablan de otra Elsa, aquella salida de los umbrales de un espacio-tiempo,
instantáneamente eterno, emocional y espiritual.
La diosa de las
mariposas
Prestaré atención a dos pinturas de la exposición: La diosa
de las mariposas (60"x 40”. Mixta / Tela. 2009) y Hábitat de la mariposa
(1987), debido a las múltiples categorías de análisis que soportan.
En la Grecia antigua la mariposa era la representación de la
divinidad femenina, símbolo sexual y luego fue vista como una alegoría al alma
inmortal. La hermosa Psique —presente tanto en la mitología griega como en la
romana— aparece con alas de mariposa. Entonces, ¿Psique será la diosa de las
mariposas aludida por la pintora? De ser así, mariposa-alma inmortal,
mariposa-divinidad femenina, mariposa-símbolo sexual, serían los ejes del
torrente imaginativo. Según Homero, en sus escritos, presenta la creencia que
al morir una persona, el alma o la psyché sale del cuerpo, como si se tratara
de una mariposa, un ser de la mitología, que lleva al inframundo el alma de los
difuntos. Ese lugar se revela en los trazos de Núñez.
Al observar la pintura titulada, La diosa de las mariposas,
una representación de los inframundos parece aflorar, con tantas marañas; con
una diosa cargada de mariposas que podrían estar muertas, o atrapadas en un
antro purificador. Allí está la divinidad cumpliendo con la misión de hacer
flotar con alas de mariposas a un ser de luz. La diosa lo sabe, que en verdad,
en el horizonte de la luz y las tinieblas, no podemos vislumbrar más que
sombras, para decirlo a la manera de Giordano Bruno. Allá abajo, en el propio inframundo,
entre la liturgia y las sombras, hay algo de luz y de tinieblas. En la pintura,
la diosa es un ser de luz, con halos de sombras y tinieblas; sus ojos miran
hacia abajo, donde se verifica el acto de purificación. El trance es total; la
concentración, divina.
En medio del ritual de la diosa de las mariposas, en su acto
de demiurgia, en la pintura de Núñez se adviene lo que denominamos la
consumación del color. En la expresión cromática, la pintora-diosa-creadora,
tiene la tarea de atravesar los límites donde el color adquiere la excelsa
madurez de su esencia, con la indudable aspiración de frisarlo en el
espacio-tiempo. Dejar no solo una impronta donde la emoción de los matices
impresionen como en aquellos días de la máxima madurez del posimpresionismo,
sino una vertiente donde se colorea la existencia y el peregrinar del ser hacia
su propia emancipación.
No hay nada tan simbólico como la evolución de una mariposa
de: huevo-larva-pupa y adulto; una metamorfosis completa, “un proceso mediante
el cual una pequeña oruga se convierte en una obra de arte alada”. Es a esa
consumación que aspira la artista Elsa Núñez, por eso se arroja a los brazos
del mito, arrastrando la magia, tomando como arma el pincel para disparar el
fulgor de los colores. Trazos detenidos en el tiempo, recreando el mito del ser
con un metalenguaje pictórico.
Esa diosa de la mariposa, que es un alter: el de la pintora,
y el de todos nosotros, los espectadores. La hermosa Psyché fundó sus palacios
en la psiquis de la creadora, generó una pulsión que se convirtió en rayo y
pasó por un prisma para difractar la luz, (una luz pendiente de revelación) con
la intención de desnudar sus esencias, parte a parte, en pleno acto de la
madurez del color, en su condición del ser en tránsito a la transmutación.
En el inframundo, donde ha llegado la diosa, como si fuera a
rescatar almas, y darle paso a la eternidad por el rayo del arte, solo hay
tinieblas, sombras, y algunas pizcas de luz. Es el único lugar donde la sombra
existe sin ser la ausencia de luz: es otra especie de sombra. Es un mundo indecible —el límite de todos los
límites pensados— donde los seres que habitan tendrán la posibilidad de ser
transmutados, solo con la intervención de la diosa y el lenguaje de los
colores, muchas veces en su alta lobreguez.
El mensaje de la pintura aludida, para la existencia humana,
es solo la construcción de la posibilidad de ser y permanecer, incluso, después
de ser ángeles caídos. Esto así, por costumbre humana de aspirar a la
eternidad.
Hábitat de la mariposa
El
cuadro, Hábitat de la mariposa, de la maestra Elsa Núñez, para mí como
espectador, es uno de los más acabados, en cuanto a la pasión esperanzadora que
revela y la consagración áurea del color. Seguro surgen las preguntas, visto el
cuadro, ¿en cuál lugar habitan las mariposas? ¿A dónde nos llevará la
imaginación como espectadores? Sin dudas, ese lugar no está aquí, en este plano
tridimensional, podría estar en las regiones del espíritu, donde nacen las
cosas, donde el vientre fecundo de la magia irrumpe, dejando atrás cualquier
parálisis emocional. ¿Qué lugar será ese? ¿En esa región no hace falta nada?
Como
apreciarán mis lectores, solo preguntas surgen ante el clímax sensual de los
colores, la fértil sutileza de un ser alado, primero en el alma, y como
mariposa, libera su pasión en la ruptura de su crisálida. En el cuadro hay
vagina, maternidad, pasión, sexo, nacimiento y libertad. Está el principio, el
huevo fecundado, con la virtud de poseer el vínculo necesario para la creación.
Ese
hábitat de la mariposa está en “la corola divina de una magnolia de abril”, en
la “onda rumorosa de una fuente cristalina”, y en las manos de una artista de
la pintura que vio luz en el horizonte del color.
El autor
es escritor y educador.
Domingo
28 de mayo de 2023.
domingo, 4 de agosto de 2024
De la fragmentación a la integración en las obras del artista plástico Emilio Ramírez
Por Virgilio López Azuán
Mundos, metamundos y paramundos conforman el cuerpo estético
de las obras de Emilio Ramírez. Fue el primer pensamiento fraguado en mi
cerebro cuando vi sus pinturas. Fue un asalto intuitivo; rayo atravesado en el
fugaz apocalipsis de imágenes en fragmentación, ansiosas de cópula y creación
de posibilidad. Luego del pálpito estético, la emoción agazapada, miraba de
reojo los planos para deslizarse, transcurrir detrás de las formas y navegar en
los océanos de una metairrealidad. Es un pintor a tiempo completo, un artista
que da rienda suelta a su pasión estética, de creación intuitiva, catalizadora
de inusitadas formas. Son retazos del mundo real, generadores de existencias en
submundos, libres de toda dictadura. Las imágenes son energías
transmutadas.
Emilio Ramírez es un artista plástico dominicano, residente
en la ciudad de Strantford, provincia de Ontario, Canadá, desde el año 1998.
Comenzó en la década de los 80, con la rotulación y los retratos, lo cual se
constituyó en su principal fuente de ingresos. Al desarrollar habilidades del
realismo, le sirvió para atrapar las expresiones del rostro, y junto con otros
órganos del cuerpo humano, de animales y objetos, integrar pasiones de un
surrealismo con un abstraccionismo de formas conexas e interpuestas.
Ramírez ha realizado varias instalaciones y exposiciones en el Lambron Heritage Museum, Ontario, Canadá. Ha impartido lecciones de arte en la escuela Anne Hathaway desde el año 2012, y es miembro de Art Gallery 96. Entre sus obras figuran: “Simbiosis del cisne”, (óleo sobre lienzo, 18'' x 24''); “Cocodrilo incógnito”, (acrílico sobre lienzo, 36 ''x 48''); “Retiro de Glaciares”, (óleo sobre lienzo, 36'' x 48'' ); “Niño Fugitivo”, (acrílico sobre lienzo, 36'' x 48''); “Cargando y Cuidando”, (óleo sobre lienzo, 36'' x 48''); “Todóloga”, (acrílico sobre lienzo, 18'' x 24'' ); “Ambivalencia”, (óleo sobre lienzo, 36'' x 48 ''); “Las Jardineras", (óleo sobre lienzo, 36'' x 48''); “Peceras de palpar” ,(acrílico sobre lienzo, 16'' x 20'' ); “Huevos en el Jardín”, (acrílico sobre lienzo 16'' x 20''); “Fuente de Otoño”, (acrílico sobre lienzo, 32'' x 42'') y “Curveando la Música”, (técnica mixta sobre lienzo, 16'' x 20''), entre otras.
El abordaje
Todo relato construido sobre la obra pictórica de Emilio
Ramírez sería incompleto por la vastedad conceptual que de ellas se desprenden.
Penetrar a la intención del autor, se puede comparar a la aventura de volar con
un cometa de papel en medio de vientos fuertes y cruzados. Hacerlo desde
una de las imágenes y encontrar una explicación a la luz del pensamiento lógico
conduce al desastre conceptual. Peor es atrapar el ruido del agrietamiento, la
ruptura de cuerpos y las cosas. Afloraría un elemento distractor en el tránsito
a las percepciones sensibles en el espectador.
Mejor es, quizá, asumir una postura hermenéutica, transitar
por el pasado, buscar los nexos con el presente contexto y hacer las
proyecciones por medio de inferencias con el riesgo de caer en los vacíos
conceptuales. Esto último no importaría, porque en la muestra de Emilio
Ramírez, descubrir la verdad o la realidad sería, sencillamente, encontrar a
don Quijote de la Mancha comprando unos tostones de plátanos y pollo frito en
una esquina de un barrio de Santo Domingo.
¿Qué hay detrás de las historias en cada cuadro? ¿Qué
relación tiene con el contexto actual? ¿Cuáles inferencias se pueden realizar
para crear nuevos conceptos de carácter epistemológicos?
Las historias de las pinturas
La palabra fragmentación proviene del latín fractus que
significa “fragmentado”, “fracturado”, “roto” o “quebrado”. Entonces,
manejaremos un contexto de imágenes fragmentadas que interactúan en diferentes
planos sobre el lienzo. Cada conexión entre fragmentos supone una actitud
manifiesta de buscar complementos para generar uno o más significado(s)
posible(s). Sin embargo, en estas pinturas, no se intenta tener un referente
conceptual que suponga posibilidad de la materia y del espíritu. Son apuestas
intuitivas de mundos gravitantes, construidos desde una memoria rica en
experiencias sensoriales, disruptivas y creativas.
Cada cuadro remonta a un pasado clásico del arte surrealista
y abstracto. Hay historias contadas desde una pasión incorporada al color y las
formas. No se aprecia una evocación completa de tipo realista, mitológico o
místico. Podría entenderse como una apuesta a una metafísica en escenas de
disolución. El apocalipsis de la razón estética tradicional, por una en
transición, donde fragmentos de los sujetos y cosas conviven en múltiples
dimensiones, con la capacidad de complementarse en un juego de la materia con
carácter intemporal e interespacial.
El espacio-tiempo es transgredido, roto, por seres y cosas
que solo muestran parte de ellos; lo demás, está oculto a las
percepciones. Estarían estos seres y cosas detrás de los
planos, en construcción, con la suprema intensión de ser
posibles, fuera del armagedón en que habitan.
Algo a ser tomado en cuenta es que no se aprecian rostros
masculinos en las muestras. La presencia del rostro de la mujer se destaca en
la mayoría de los cuadros. Nunca encontraremos una imagen sonriente o de tristeza,
de terror o de esperanza, excepto en el cuadro “Simbiosis del cisne” (óleo
sobre lienzo, 18'' x 24''), donde un rostro de terror emerge de una
profunda dimensión para ocupar primeros planos sobre el lienzo. La figura de la
mujer tiene un hilo conductor en todas las muestras; pareciera que se tratara
de la misma imagen idealizada por el pintor, pero con pequeñas variaciones de
expresión o lenguaje gestual.
¿Cuáles historias cuentan estas pinturas de Ramírez? Muchas.
Su expresión abre los campos de múltiples relatos a ser contados desde el
espectador y el uso del lenguaje. Todas las posibilidades de creación textual
caben. El mundo abstracto u onírico, genera paramundos y multimundos, donde se
construyen posibilidades perceptivas. Las lecturas al surrealismo y las formas
abstractas de Ramírez, permiten diversos juegos del lenguaje pictórico, para
revelar y describir lo sensible. Nunca habría acceso a la realidad real, sino
es por vía de la fragmentación, y mucho menos, a la verdad. Esto es así, por la
vastedad de paisajes e historias, mostrados y contadas en cada muestra
artística. Cada historia relatada a partir de los cuadros, sería producto de
las percepciones, experiencias, capacidades e intuiciones de quienes intentan
traducirla al lenguaje de las palabras. Es posible encontrar respuestas como
las atribuidas a Salvador Dalí, el cual llegó a decir que no sabía lo que
pintaba.
Origen de las historias contadas en los lienzos
Una observación minuciosa a las obras puede revelar los
posibles lugares de donde provienen estas imágenes. Quizá sea riesgoso
indicarlo taxativamente, porque la complejidad de la mente y las sensibilidades
de humanos, dados los perfiles, categorías y estados, conducen lógicas del
pensamiento a zonas de orígenes jamás preconcebidas, sin certezas. Lo que no
cabe duda es que todas esas historias vienen de un mismo lugar, tienen la misma
fuente de origen; no importa donde se encuentren, ya sea, en los intrincados
caminos del inconsciente, en la supraconsciencia o en cualquier espacio donde
las actitudes psíquicas funcionen como máquinas generativas del lenguaje
estético.
Las imágenes plasmadas por Emilio Ramírez, no superan el
espacio tridimensional, digamos que ellas existen en la metáfora de lo etéreo.
En la fuente creativa se ha realizado una mixtura de lo surreal, lo real y lo
abstracto para conformarse e individuarse. El artista ha generado su propia
ontogénesis y se ha visto a sí mismo como un intento de construcción de una
filosofía de su ser, por medio de las formas y los colores.
Formas y colores: pasado y presente de una narrativa estética
Los surrealistas y los demás abstraccionistas son disruptores
de la realidad y apuestan a una transgresión del espacio y el tiempo. Sus
primeros cultores solo trataban de traducir con sus obras un ser en medio de un
contexto de rupturas y cambios que ocurrieron en las primeras décadas del siglo
XX. Forman parte de los movimientos artísticos de vanguardia, el Expresionismo
(1905), Cubismo (1907), Futurismo (1909), Dadaísmo (1916), entre otros.
Centrados en sus contextos históricos, políticos, filosóficos y sociales, los
cultores de estas corrientes pictóricas intentaron darles otra mirada a la
realidad.
Ese pasado originario de los movimientos del abstraccionismo
construyeron un lenguaje, perdurable hasta el presente. Algunos artistas contemporáneos prefieren seguir los códigos y
técnicas de producción estética con los modelos clásicos.
Ahora existen mejores condiciones para generar un pensamiento
artístico capaz de reproducir o traducir la realidad de este tiempo. Los
niveles de información han superado las expectativas para desarrollar una
hermenéutica de descripción, síntesis y proyección del mundo por medio del
arte. Existen los mejores instrumentos y facilidades para realizar nuevas creaciones.
Sin embargo, solo se aprecian rupturas en los tipos de percepciones de la
realidad, en la aplicación de la ciencia y el ejercicio de los estados de consciencia
individual y colectiva. El presente se debate entre el caos y el orden, en la
suprema desacralización de las cosas, en la individualización y los estados
placenteros. Todas estas características del humano contemporáneo fueron
expuestas a la vista pública durante el siglo pasado y en el siglo XXI residen
en las actitudes y comportamientos de individuos y colectivos.
El pasado muy reciente y el presente han sido catalogados en
su discurrir como espacios líquidos, contrarios a los de la modernidad, que
eran considerados como sólidos, regidos por grandes metarrelatos históricos,
los cuales hoy vienen perdiendo su impacto en el consciente de los colectivos.
El arte, y en este caso la plástica, es capaz de traducir el
presente a partir del presente mismo y del pasado. Refleja esa síntesis de
conceptos con los códigos de su lenguaje y proyecta escenarios futuristas,
temporales y cuasieternos.
Las formas, los colores y el manejo de los espacios en la
pintura de Ramírez pueden indicar un perfil de abstracción, vinculado con una
realidad pasada y presente, contemplado a través de un surrealismo figurativo o
lírico en transición a otro tipo de expresión. Una pintura que llama la
atención es “Todóloga”, (acrílico sobre lienzo, 18''
X 24''), donde se aprecia la interacción de
animales como caballos, conejos, asnos, aves, humanos y herramientas manuales.
Figuran: el martillo, machete, alicate, llave para tuercas, taladro, y un
audífono. Hacemos una parada. Lo del audífono, sí llamó la atención, lo cual
explicaremos.
La presencia de herramientas para el trabajo, apunta a que,
desde las abstracciones del artista, una sociedad industrial o del trabajo
mecanizado, ha penetrado en las formas de un surrealismo lírico y etéreo. Se
evidencia un efecto “transformer”. Los objetos se proyectan del el interior de
especies animadas. Se asiste a la materialización de lo inanimado desde lo
animado.
Algo actual en esa pintura es la aparición de un objeto
electrónico como lo es el audífono. Es aquí el signo de la posmodernidad. No
por el objeto en sí, lo cual ha sido utilizado desde tiempo atrás, sino por el
modelo. Representa la era digital, las nuevas tecnologías y las maneras de
abordar el progreso.
Las obras artísticas son capaces de traducir el pasado, el
presente, y generar utopías sobre la cuestión de humanos, la naturaleza y el
Universo. Las expresiones pictóricas vanguardistas buscaban, en su esencia,
darles un nuevo giro a las concepciones de las cosas. Romper por medio del arte
algunos paradigmas o guiones establecidos hasta el momento en las sociedades,
principalmente, en cuanto a la descripción de la realidad y exhibir otras
propuestas que dieran sentido al contexto histórico concurrente y futurista.
El tiempo y el espacio murieron ayer
No se está ante el contexto de la Italia de principios del
siglo XX donde Filippo Tommaso Marinetti publicó en Le Figaro el 20 de febrero
de 1909 su manifiesto Futurista, que luego algunos elementos fueron tomados
como excusa por el fascismo. La expresión artística en la plástica declaró que
“El tiempo y el espacio murieron ayer” y que se promoviera el acto violento:
“Nosotros queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la
temeridad”,“Queremos glorificar la guerra…”,“…destruir y quemar los museos, las
bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y
todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias.”
El contexto presente no es el mismo de ayer, cuando la
segunda revolución industrial entraba en su apogeo, caracterizada por un
acelerado crecimiento económico y una expansión significativa de la
industrialización; por lo tanto, la creación de un arte trascendente, con la
mirada hacia un discurso del futuro debe repensarse, de forma diferente al
manifiesto vanguardista. ¿Qué se debe rescatar? Quizá, su espíritu disruptivo
hacia una nueva definición del arte vs. al Homo
tecnologicus del presente. También, se rescataría la libertad de las
formas, el manejo del espacio y tiempo en el plano, la maleabilidad de las
dimensiones espaciales, entre otros aspectos.
Hacer una proyección futurista del arte pictórico, con la
experiencia del pasado, la fotografía del presente —con sus matices en evolución—,
y la concepción de nuevas técnicas y filosofías estéticas. Permitiría proyectar
un arte trascendente que daría sentidos a la existencia. Ya no aparecerían solo
los martillos, taladros, machetes o alicates al estilo del pasado remoto y
reciente, que son herramientas de trabajo, sino
las nuevas tecnologías, como aparatos digitales y nuevos inventos producto del
desarrollo de las inteligencias artificiales.
En la literatura, Julio Verne (1928-1905),
avistó el progreso tecnológico del siglo XX por medio de un relato de ciencia
ficción. La novela Cinco semanas en el
globo sirvió como comienzo de Voyages
Extraordinaires (Viajes extraoridinarios), que es una colección de libros
de viajes y aventuras, donde Verne inició la incorporación de la ciencia en un
relato fantástico que ha tenido repercusión y trascendencia muchos años después
con el desarrollo científico. Se puede decir que, por medio del arte, este
creador se adelantó a su tiempo. La maravilla de su libro De la tierra a la Luna (1865), todavía genera expectación asombrosa
por sus características, aunque ficcionales, sobre la ciencia futurista en el
momento de su publicación.
En la pintura, el espacio y el tiempo no
murieron ayer, como lo aseguraban los vanguardistas. Todavía se buscan muchas
definiciones del espacio y tiempo, desde la ciencia y otras formas de
pensamiento. Quizá la colocación de las imágenes sobre el plano fue
redimensionada y la impronta del inconsciente reveló nuevas formas disruptivas
de rebelarse ante la realidad.
En las muestras de Emilio Ramírez, la
apuesta de su paleta de colores, principalmente con el uso de los azules, el
amarillo y el morado, hay un intento de la apertura a un espacio místico. Las
imágenes no suponen simbolismos complejos como esencia del relato pictórico,
más bien se apuesta a una metafísica del espacio, sujeto, objeto y de las
formas. Quizá la incorporación de los elementos aire, tierra y agua, apunta a
un misticismo incipiente, pero falta el elemento fundamental, y es la presencia
del fuego para completar los tetraelementos. Con el fuego, lo simbólico
lograría otra relevancia, las rupturas de algunos conceptos propios de los
temas vanguardistas y la incorporación de nuevas maneras de reflexionar sobre
la realidad. Esto encendería un combustible hacia la consecución de la mismidad
del pintor.
Lo fascinante en la obra de Emilio Ramírez
es cómo hace para que las imágenes se complementen. Una es la proyección de la
otra y viceversa. Una puede ser la raíz, la proyección del sueño de la raíz,
que, a su vez, tendría origen en su naturaleza ontológica.
En fin, en el arte del artista plástico
Emilio Ramírez, su mundo va desde la fragmentación a la integración de los
seres y cosas. Su expresión, manejo de las técnicas y su prolija imaginación,
permiten un viaje fascinante por paisajes sensoriales, capaces de abrir
percepciones a mundos poeticos.
Domingo 4 de agosto de 2024
En acento: Publicación No. 114
lunes, 29 de julio de 2024
II EXPOSICIÓN COLECTIVA ALAS & ALETAS
En el mes de octubre celebraremos la II Exposición Colectiva de Alas & Aletas, por la preservación de las especies marinas y terrestres. Artistas unidos en pro de medio ambiente.
SERÁ EXPUESTA EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL
DE AZUA
Estilo pictórico del artista plástico Franklin García Reyes
Franklin García Reyes es un artista plástico
dominicano que acaba de obtener un premio internacional de pinturas en el
certamen Imaginación 2024. Ha participado en varias exposiciones nacionales e
internacionales y es miembro del Colegio de Artistas Plásticos Dominicanos.
Además, se desempeña como muralista y restaurador. Cree que “el artista debe
dominar un conjunto de técnicas que se fusionen para armonizar la línea, el
color, la figura, la forma, el valor, el espacio y la textura” (Pérez, 2022).
Unos meses atrás fui a una de sus exposiciones en
Santo Domingo. El estilo adoptado por el pintor es el cubista. Generé un marco
interpretativo de su muestra. Mi interés en aquel momento era disfrutar de los
cuadros, establecer un vínculo sensorial con el arte, sin pretensiones
conceptuales. Pero, al final, quedé altamente interesado por las técnicas y los
conceptos subyacentes en las obras, los cuales me motivaron a seguir
investigando sobre la producción pictórica de este artista nuestro.
Como he de contar a mis lectores, mi pasión es el
lenguaje, el pensamiento, las tendencias, los conceptos y hasta la filosofía de
las cosas. Más bien, el oficio encantador que ejerzo es el de pensar. Casi
siempre termino, como dicen en buen dominicano, “emburujado” con ideas,
análisis crítico, reflexiones, opiniones y disquisiciones, principalmente, en
los temas asociados al lenguaje y al arte, literario y visual.
El cubismo en algunas muestras del
pintor
Las pinturas de García Reyes permiten hacer una retrospectiva
teórica de las técnicas, formas e imágenes de estilo cubista. Algunos
cultivadores son: Pablo Picasso (1881-1973), Georges Braque (1882-1963),
Fernand Léger (1881-1955), Jean Metzinger (1883-1956), Robert Delaunay
(1885-1941), Jaime Colson (1901-1975), Joaquín Torres-García (1874-1949 ) Yoryi
Morel (1906-1979) y otros grandes pintores.
La crítica e historiadora del Arte, María Fals,
considera que la obra de Franklin García Reyes, “es muy variada en cuanto a
temas y estilos, se desarrolla dentro de un cubismo sintético, en el que en vez
de acudir a los tonos neutros, recupera el color en lo que él denomina ‘Cubismo
costumbrista’” (Fals, 2021).
Aproximarse a los cubistas es asistir, como ellos
mismos se caracterizaban, a una fragmentación de la realidad, a las
abstracciones geométricas en el arte. Con ellos, una nueva mirada a la gente, a
la vida y a las cosas, mostraba un rastro del pensamiento analítico, político y
filosófico que se incubaba en Occidente a principios del siglo XX. El nombre de
cubismo viene de la palabra clave, de origen francés "cubes", o el
cubo, como figura para la descomposición de los objetos y ser colocados sobre
el plano, mostrando una dimensionalidad, sin omitir en concepto la totalidad de
las formas. Estos artistas utilizaron también como figuras geométricas el
cilindro y el cono, pero la forma de cubo se destacaba ante las otras. García
Reyes prefiere utilizar el cuadrado, ante otras figuras.
El cuadrado en la muestra de García
Reyes
El cuadrado guarda muchos simbolismos. Ya Carl Gustav
Jung hablaba de la cuaternidad, cuál fuera un arquetipo universal, como premisa
de todo juicio lógico de la totalidad… En su libro Symbolik des Geistes (1953)
hacía alusión a la totalidad del horizonte al nombrar los puntos cardinales, los
cuatro elementos, las cuatro cualidades primitivas, las cuatro castas de la
India, los cuatro caminos en sentido de la evolución espiritual del hinduismo.
O sea, que la idea de totalidad está asociada al número cuatro en coincidencia
con Platón. Jung también expresaba que "la perfección ideal es lo redondo,
el círculo (mandala), pero su escala mínima es la cuadratura". El cuadrado
y el círculo, como figuras geométricas, están relacionadas en sus
configuraciones… Los antiguos mesopotámicos, para conocer el área de un
círculo, lo situaban entre dos cuadrados.
El cuadrado en el arte sería la presentación de un
paradigma de rectitud moral o espiritual, una manera calculada de aproximarse a
realidades tangibles y verdades contundentes y categóricas. También, representa
rupturas de modelos y el advenimiento de un mundo más dependiente de la ciencia
y su ideal de progreso. Sería el resultado de una nueva visión del mundo cuando
iniciaban las primeras décadas del siglo XX, donde la teoría de la relatividad,
el espacio-tiempo- de Einstein, había emergido en el mundo académico de
entonces.
Coincide esta etapa con el apogeo de grupos
filosóficos y científicos de Europa, entre ellos, los del Círculo de Viena.
Matemáticos, físicos y científicos naturales incursionarán en temas para
explicar la filosofía con los métodos de ciencias, desde el empirismo lógico,
neopositivismo o positivismo lógico. Plantean una crítica a la metafísica y
consideran la filosofía como una disciplina que distingue lo que es y no es
científico. Propugnan por la elaboración de un lenguaje que sea común para
todas las ciencias. Se destacaron en este círculo: Moritz Schlick (1882-1936),
Otto Neurath (1882-1945), Herbert Feigl (1902-1988), Rudolf Carnap (1891-1970),
Philipp Frank. (1884-1966), Friedrich Waismann (1896-1959) y Hans Hahn
(1879-1934), entre otros.
Obras destacadas
Algunas obras destacadas de García Reyes son
“Maternidad”, “Copa de vida”, “Mi ángel guardián”, entre otras. En los trazos y
los colores, el artista expresa su sensibilidad, pensamiento, sentimiento e
intuición. Se desplaza la ternura y la compasión en las figuras costumbristas y
religiosas. En la mayoría de sus obras, donde aparecen rostros, principalmente,
los de personajes que semejan a Jesucristo o la Virgen María, los ojos los
pinta como si estuvieran cerrados, dando la impresión de sacralidad y devoción.
El fundamento básico de estas es mostrar una imagen inmediata de una profunda
esperanza espiritual, siendo una fuente inagotable para su pensamiento y
consagración.
El estilo cubista, en la figura humana, se queda solo
para el rostro; las demás partes del cuerpo son presentadas atendiendo a la
tridimensionalidad en el plano. O sea, que el pintor se expresa con figuras
bidimensionales y tridimensionales. ¿Qué razón supone esta mixtura de
representar en el lienzo la segunda y tercera dimensión?
Sugiere el planteamiento de una realidad con múltiples
dimensiones, una composición estética asumida desde una perspectiva de la
observación plural del objeto. Su sentido sería trasladar las formas de las
cosas que tienen explicación en el mundo bidimensional a uno tridimensional,
sin que se pierdan las propiedades de la figura y se avistan sesgos u omisiones
del total de la cosa representada.
El cuerpo humano posee simetría
bilateral. Si se produce un corte en dos mitades, de arriba hacia abajo,
resultaría que cada mitad sería igual a la otra. En las cabezas pintadas por
García Reyes, utilizando el cuadrado como forma, el corte simétrico es notorio.
Un lado de la cara, con un ojo y pestaña, ceja, labios y nariz, hace suponer la
existencia del otro lado con las mismas características; sin embargo, esa
simetría bilateral a veces no se expresa en otras pinturas. En algunos casos,
el artista pinta los labios sin tomar en cuenta esa simetría y transgrede la
forma física del cuerpo humano, visto con un perfil bidimensional. ¿Sería una
aproximación al concepto del cubismo analítico?
Una
influencia puntual
Una obra de Pablo Picasso pudo
haber influido en el pensamiento pictórico de García Reyes. Es la llamada
“Chica con mandolina” del cubismo analítico. Es la figura de la mujer compuesta
por cubos, pero se resalta el cuadrado en forma de rostro. El ojo aparece como
cerrado, quizá, disfrutando de la música del instrumento. De esa misma manera,
los ojos en los rostros pintados por García Reyes están cerrados. En esta
pintura de Picasso, se aprecia que el rostro se prolonga hacia la tercera
dimensión. Lo mismo sucede con el cuello, que se le pinta una sombra para darle
profundidad. Coincide esta sombra con la de un cubo colocado al lado del cuello
de la chica.
En García Reyes, el cubo no es
presentado en su amplitud proporcional. Pone de relieve el cuadrado con su
preeminencia en el lienzo. La nariz, en los rostros pintados por García Reyes,
se muestra de manera incompleta o tácita.
Las imágenes cubistas pueden
ofrecer sentido de profundidad al objeto, si cumplen con sus postulados
geométricos, principalmente, cuando se utilizan trazados en forma de
cubos, conos y cilindros. Se genera una flexibilidad en la imagen y
una suavización del acto perceptivo, o sea, el fenómeno estético puede semejar
más a la realidad que utilizando el cuadrado o el rectángulo con más
frecuencia.
Con la utilización del cuadrado
como figura geométrica, García Reyes convierte el rostro en una imagen
abstracta y el resto del cuerpo refleja una aproximación a la realidad real en
cuanto a las formas.
Rigidez y límites de
interpretación en las muestras cubistas
¿Existe alguna rigidez para la
percepción de las figuras cubistas? ¿Limita la interpretación o la traducción
de la pintura a un lenguaje de palabras que lo acerque más a la realidad
codificada del objeto por medio de la interpretación holística? En el arte
cubista existe el privilegio de las formas y la tendencia de suprimir la generación
de emociones o sentimientos. En ese sentido, existe cierta rigidez para
despertar efectos sensoriales. Aunque esto es discutible, no es menos cierto
que en la expectación se reduce la amplitud imaginativa. La figura del cuadrado
era y es más cercana a la realidad dentro de la cultura occidental. Es la que
más se repite en los entornos familiares y sociales. Se visualiza con los
objetos dentro de la casa: las formas de mosaicos del piso, de la habitación,
el libro, las ventanas, los cuadros en la pared, la pared misma, el escritorio,
la cama, las puertas, la laptop… En la configuración de la ciudad, las calles
con sus cuadras, los parques, los estilos urbanísticos; excepto, los que
provienen de estilos arquitectónicos clásicos. En fin, el cuadrado, se
entroniza en la psique cultural de los colectivos, propiciando estilos de
vidas, hábitos y conductas con tendencias a la rigidez.
El lenguaje pictórico
En su muestra, García Reyes, lo rígido lo hace parecer
elástico, dúctil y perceptible. A pesar de que los cubistas utilizan una paleta
de colores reducidos, como también lo hace García Reyes, las combinaciones y
los tonos encendidos permiten sensaciones estéticas variadas. En la primera
etapa del cubismo, los colores grises, verdes y marrones predominaban. Después,
la paleta se abrió un poco más, manera técnica que adopta nuestro pintor. Se
resaltan los colores de los rostros, que van desde un amarillo intenso hasta
uno anaranjado. El color carne no forma parte de la paleta de nuestro artista.
Subyacen los colores del trópico, asociados con los que evocan costumbres de
ancestros.
Para interpretar el lenguaje pictórico de García
Reyes, reiteramos que, en las pinturas con el estilo cubista, es preferible que
exista “La necesidad de apreciación de las obras de artes visuales desde un
presupuesto holístico, parte del análisis de los múltiples aspectos que la
caracterizan, como un ente íntegro y organizado, resultado de interacciones
multidimensionales constantes en un contexto…” Salas-Batista, G. (2017). Esto permite
una aproximación a las motivaciones, emociones, pensamiento artístico del
autor, para consentir una visión más clara de su arte.
El impresionismo y el puntillismo son dos ejemplos de
arte holístico. Una puntilla está en relación con las demás puntillas, pero no
se puede definir el concepto de figura, describiendo a una sola puntilla o un
trazo en el lienzo, como lo hacía Vincent van Gogh, que tenía una concepción de
fragmento. Cada pincelada establece una lógica de la pintura con las demás partes.
Aunque las obras de García Reyes se pueden analizar por medio de sus partes, en
relación con las técnicas utilizadas, la mirada holística permite la
caracterización de su forma de pensar y la apreciación del lenguaje de la
realidad.
En fin, la plástica dominicana tiene en García Reyes
un continuador de las expresiones cubistas en este tiempo. Su adaptación al
contexto de las percepciones actuales del individuo y la sociedad, más el
enriquecimiento de conceptos de formas y perspectivas de las cosas, serían
innovadores. A eso apuesta este artista, a la prolongación e individuación de
su arte como fuente expresiva.
REFERENCIAS
1.
C. G. Jung, Symbolik des Geistes, 2ª ed., 1953, pág.
399.1
2. Fals, M. (2021) Franklin García
Reyes y el cubismo costumbrista. Periódico El digital. Santo Domingo.
Recuperado el 23 de julio de 2024. https://eldigital.com.do/franklin-garcia-reyes-y-el-cubismo-costumbrista/
3. Geobanis Salas-Batista (2017) El
holismo, un necesario referente para la apreciación de las artes visuales y su
dinámica en la formación del profesional de la educación. Revista Maestro y
Sociedad, Cuba. Recuperado el 26 de julio de 2024 file:///C:/Users/Virgilio%20Lopez.Azuan/Downloads/delasmercedes,+3312-10713-1-CE.pdf
4. Pérez, M. (2022). Franklin García:
“Me gustaría que la cultura alcance a la masa popular” Periódico El Caribe.
Santo Domingo. Publicado el 5 de agosto del 2022 y recuperado el 23 de julio de
2024. https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/entrevista-cultural/me-gustaria-que-la-cultura-alcance-a-la-masa-popular/
Domingo 28 de julio de 2024
Publicación en Acento: No. 113
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