Blog dedicado a la promoción de las obras de Artes Visuales de Virgilio López Azuán

miércoles, 24 de julio de 2024

La plástica de Juan Ramón Patricio: el cemí escindido en “América”

 

                                                    Juan Ramón Patricio, pintor.


 Por Virgilio López Azuán

Un colectivo de artistas plásticos de Azua ha presentado una exposición de pinturas en el Centro Cultural Héctor J. Díaz en esa provincia sureña. Uno de los participantes es Juan Ramón Patricio y lo hace con dos pinturas llamativas para los visitantes: “América” y “Sistema cerrado de tradiciones”, donde el pintor muestra un excelente manejo de la técnica y el sentido de las imágenes. En ambos cuadros existen aproximaciones al cubismo y al simbolismo, presentando diversas vistas del mismo motivo tratado. El espectador no lo percibe de manera inmediata de forma integral, buscando la secuencia, armando las piezas ni dando giros en pleno acto de desciframiento. El caos, el estado de horror y la indefinición del todo en el cuadro, no lo permiten. Tendría que hacer secciones en la pintura y centrarse, de esta forma construiría un concepto de la historia en sus diferentes matices. En “Sistema cerrado de tradiciones”, la vuelta a una de las características del cubismo está presente en la imagen de un sacerdote católico sin cabeza con una especie de rosario simbólico entre sus manos. De ese rosario no pende un crucifijo, sino una especie de barco de velas, una careta o una imagen capaz de soportar otras definiciones o interpretaciones.    

“América”

En este texto pictórico nos detendremos en un solo cuadro, en el llamado “América”. El lanzamiento estético del artista lo hace motivado por un cemí taíno, elemento totémico en las creencias de los aborígenes de Quisqueya. Tal figura designa a una deidad o espíritu ancestral, el cual era invocado en caso de enfermedades y en rituales adivinatorios.

Las técnicas utilizadas por el artista, sus escisiones y sentido simbólico, como vía para interpretar los múltiples mundos gravitantes en la pasión de los trazos, los matices y las formas, alcanzan dimensiones reflexivas en un choque de civilizaciones. Busca una expresión sincrética de fragmentación, construcción o aniquilación de identidades étnicas, impactadas por poderes hegemónicos. Expone lo horrendo, el misterio, y sobre todo, los mundos de seres oprimidos, dominados por los mitos, las creencias, el fetichismo y el poder. 

Si un observador de la pintura de Patricio se planta con una mirada proyectiva, encontrará un lenguaje de capas superpuestas que bien pueden ser separadas. Es un cuadro elaborado con la técnica acrílica sobre tela, en un formato 30” x 40”, donde el rastro del cubismo aflora en dos capas, principalmente en la de abajo y en la superficial, mientras que el simbolismo está presente en toda la pintura. Podría existir una capa más lejana o una fuente, desde donde se proyecta una luz o fuego en dos posiciones, en la capa más lejana y en la segunda, y está representada por el color amarillo. Este color, presente en todas las capas, funciona como un reflejo del misterio interior, de la fragua de la imagen en sentido general. Podría tener la funcionalidad generativa de las incisiones en el cuadro o ser el respaldo simbólico de espiritualidades ancestrales.

Sin lugar a dudas, las luces están colocadas detrás, como si la imagen pictórica, en sentido general, quisiera protegerlas, haciendo que las capas funcionen como escudos. Contrario a lo que pueda pensarse, en vez de liberadoras o protectoras, las luces están resguardadas. Necesitan de interceptores para ser develadas en plenitud —y muestren verdades y esencias— ante lo horrendo presentado por las imágenes escindidas en cada capa.  

A diferencia de algunas pinturas del tenebrismo barroco, donde el foco de luz venía desde el frente y el fondo era oscuro, en “América” el foco de luz viene de atrás y el fondo no es tenebroso, el cual está parcialmente oculto a partir de la segunda capa. Patricio trae al espectador contenidos temáticos de características míticas, mágico-religiosas e históricas, temas presentes en géneros antiguos y en el barroco.

Una característica relacionada con la expresión de la pintura neoclásica, es la siguiente: la figura del cemí fragmentado en la primera capa, aparece más remarcada comparada con las imágenes de las siguientes capas. Eso acentúa la importancia del cemí en el lenguaje de las formas y la esencia de un pasaje mágico-religioso a destacar. 

La pasión por los trazos    




En muchas líneas de contornos hay luces y en otras sombras, porque imágenes de los planos de abajo penetran a los planos superiores, figurando una realidad generalmente caótica. Uno de los focos de luz viene de forma diagonal parecido a los utilizados en el barroquismo. Las luces y las sombras se superponen, los contornos están formados por trazos muy finos o difuminados y otros con ribetes iluminados. En algunos casos no se quiere dejar rastros del pincel, apareciendo figuras opacas, casi ocultas.  

Lo profundo como concepto —de las dimensiones físicas de las imágenes— no es lo primario para la expresión plástica del pintor. Se privilegia el plano sobre el plano. La búsqueda de lo profundo está más en lo simbólico que en el trazo. Subyace el desmembramiento de la opresión, la libertad subyugada; la meticulosidad del trazo a partir de un ojo plástico, permea las dimensiones incluidas en cada capa. Una lectura a partir de los trazos tratando de interpretar todo el caos presentado, es el viaje de capa en capa, como si el observador penetrara a nado las procelosas aguas de un mar agitado. Lo primero en encontrarse sería una puerta mágico-religiosa, representada por la imagen base, que es el cemí taíno; inmediatamente después, el paisaje de lo horrendo u horripilante: personas en pleno antro opresivo, esclavitud, fragmentos de cuerpos, moscas, larvas, huellas, coronas, cadenas, grilletes, fierros, candados, alambres, arigones…

Palabras en la pintura, ¿riesgo o acierto?

En la parte inferior del cuadro “América” aparece la siguiente palabra: Moenippvs. A veces la inclusión de letreros en una pintura suele ser riesgosa, aunque pueden señalarse aciertos. Es que una palabra puede ser guía para reducir la plasticidad del lenguaje estético, convoca al espectador a la descripción fáctica. Moenippvs aparece en la parte baja de la primera capa en una cinta o corona. ¿Qué significa esto dentro del lenguaje pictórico de “América”? Nos remontaremos de nuevo al barroco. El gran pintor Velázquez, entre 1639 y 1640, pintó su famoso cuadro Menipo y le colocó la inscripción Moenippvs. Este cuadro sirvió para decorar la Torre de la Parada, un pabellón de caza de Felipe IV de España situado en el monte del Pardo, cerca de Madrid. Menipo fue un filósofo cínico de Grecia (siglo iv a. C.-siglo iii a. C.) que sirvió de inspiración a Marco Terencio Varrón, Luciano Samosata, Erasmo de Róterdam y Bartolomé Leonardo de Argensola.

El pintor azuano Juan Ramón Patricio retoma la inscripción Moenippvs del cuadro de Velázquez y el espectador se preguntaría ¿Por qué lo hace? ¿Qué agrega al marco simbólico del cuadro? ¿Qué relación guarda el cuadro “América” con el de Menipo? Si no agrega nada, entonces no tendría sentido que apareciera allí. Velázquez recreó a Menipo en su figura de cuerpo entero, vestido de mendigo, con la desilusión de “conocer las vanidades y posesiones mundanas”. He sudado razones buscando la explicación simbólica y solo se me ocurre plantear una hipótesis lejana. ¿Estaría relacionada la inscripción con las “vanidades y posesiones mundanas” atribuidas a los estilos de vida de los conquistadores y las ansias hegemónicas de la Corona Española? A partir de aquí se abren otros umbrales para otras interpretaciones de la pintura. Solo deseo dejar la hipótesis en vuelo como un punto de apoyo para futuras disquisiciones.

En ese mundo semiótico del cuadro “América”, cada imagen representa conceptos útiles para servir como hilo conductor del gran drama de América. Refleja la alteridad del artista con relación a los demás participantes en la exposición, quienes presentan obras de importante valor pictórico, mezclando el realismo, el paisajismo, el misticismo y otros estilos. Patricio es el único expositor que se apoya en lo histórico y cultural con un lenguaje de abstractos y fragmentación.

El simbolismo de las moscas

En el cuadro “América”, en diferentes capas, aparecen moscas. Precisamente, en un ojo del cemí hay dibujada una de ellas. Los hombres de ciencias han realizado experimentos con estos insectos y han encontrado su gran capacidad para el escape. Poseen habilidades de reacciones instintivas, capaces de anticiparse 200 milisegundos antes de despegar porque utilizan información visual que les advierten del peligro.

Quizá lo simbólico de la aparición de la mosca en el ojo del cemí podría ser la visión de las ansias de libertad del oprimido, de salir de esos mundos plasmados en la obra, para superar lo horrendo y lo opresivo. Esas criaturas de un mundo subalterno producto de la incursión del hombre europeo en tierras caribeñas en los siglos XV y XVI están allí representadas.

En otras partes aparecen las moscas, incluso agrupadas. ¿No sería que las moscas rebelan el estado putrefacto del lugar? Debe observarse un detalle, mostrado por el pintor, hecho de una forma consciente o inconsciente: las moscas pintadas son muy parecidas a una variedad de mosca de la isla de Santo Domingo. Nos referimos a la Mosca Metálica (Lucilia caesar), un díptero de la familia clifóridos, la cual se alimenta de néctar de flores y de sustancias líquidas de excrementos y cadáveres. Todo el proceso del “Descubrimiento, evangelización y conquista de América” fue caracterizado por horrendos crímenes, pestes, muertes masivas y aniquilamientos, lo que supone cadáveres descompuestos e insepultos, pudiendo ser la mosca el insecto más asociado a los organismos en estado de descomposición.  

Imágenes en las huellas

En la pintura estudiada quizá lo más importante son los detalles, aunque la sutileza del manejo de las figuras empuja a un esfuerzo visual, al acercamiento, al deslumbramiento cuando se supone haber visto una u otra imagen. Al pie de la obra aparecen unas huellas, una al lado de la otra. El estudio e interpretación simbólica de las mismas serían motivos suficientes para generar otro esfuerzo crítico. Se harían a partir de la huella del hombre europeo, sobre esa impronta dejada a su paso por el continente americano, o la huella del aborigen y el africano, quienes ofrecieron resistencia a un sistema cultural ajeno a sus tradiciones, creencias y maneras de vivir juntos.

Si el espectador centra su mirada en el interior de las huellas aparecidas en el cuadro, podría observar otros mundos pendidos, otras batallas humanas presentadas de forma difusa, como asimismo, ha sido muy difusa y tendenciosa la historia contada del periodo colonial, donde muchos héroes son villanos y muchos villanos son tratados como héroes. Solo tenemos que darnos un vistazo por el drama del capitán Aragonés Francisco de Villalpando y Juan Sebastián Lemba.

En conclusión, tenemos en el cuadro “América” de Juan Ramón Patricio, un importante aporte a la plástica dominicana, el cual podría servir de marco para una interpretación de parte de nuestra historia. Mucho mejor, algunos críticos de arte pudieran inferir sobre el presente del ser caribeño actual, en la búsqueda permanente de posibilidades y reafirmación.

 

El autor es escritor y educador

30 de abril de 2023

Pinturas de Elsa Núñez: luz en el horizonte del color



Por Virgilio López Azuán

La exposición de pinturas de la maestra Elsa Núñez con el título, Elsa Núñez, línea de tiempo (1983-2023), se presenta en el Centro Cultural Perelló de Baní, provincia Peravia. Un recorrido por las creaciones de la artista a lo largo de décadas y que, algunas de ellas,  forman parte de prestigiosas colecciones. Una mágica pasión por el arte y sus esencias disfruta el espectador en cada muestra. Una ocasión para aproximarse a los mundos y paramundos de la creadora. Actitudes expuestas de un ente iniciático desde sus propios orígenes, y poco a poco se va transmutando. Un toque a lo profundo y a lo mineral de la naturaleza, a lo humano y lo ontológico, a lo telúrico y refulgente: un pinchazo de luz. Una explosión en rocas sumergidas en las aguas de un alter, siendo la prolongación configurada del mismo ser.

Las obras y  opiniones de los críticos

Algunas de las obras presentadas en la exposición son las siguientes: “Ángel de la tierra (1983)”, “La diosa de las mariposas (1987)”, “Hábitat de la mariposa (1987)”, “Mundo ecológico astral (2016)”, “Noche de luna nueva (2022)”, "Exaltación a la naturaleza (2023)”, “La madre naturaleza (2023)”, entre otras. 

Amable López Menéndez, crítico y curador de arte, dice de las obras de Elsa Núñez: “La celebración de la naturaleza como madre procreadora y nutricia de la vida terrenal y la especie humana, así como la pulsión ontológica, mística y poética de Elsa Núñez, se nos revelan en la gracia única con que ella logra transmutar las formas y sublimizar la superficie pictórica…”. Mientras, Marianne de Tolentino, también crítica de arte, pondera su técnica y la renovación de las sutilezas cromáticas en la obra de Núñez: “Una valoración sensual de la pasta, recogiendo la voluptuosidad y la esencia de la materia, se funde en una resonancia espiritual que libera las energías latentes y las sublimiza”. También, Jeannette Miller, expresa que Núñez “alcanza un excelente nivel, tanto por la calidad interpretativa de su particular fuerza interior, como por el manejo de los medios cromáticos”.

Las obras de Núñez es su continuidad. No hay una muestra pictórica que no sea parte sucesiva de su ser, una andanza algorítmica de colores implosionados en los propios horizontes de la artista. Y uno se pregunta ¿quién es esa mujer pintada por Elsa, aparecida en algunas de sus obras?, ¿su propia divinidad?, ¿su puerta de escape a la libertad de su ser? Algunos analistas y espectadores aluden a la imagen física de la pintora, otros hablan de otra Elsa, aquella salida de los umbrales de un espacio-tiempo, instantáneamente eterno, emocional y espiritual. 

La diosa de las mariposas

Prestaré atención a dos pinturas de la exposición: La diosa de las mariposas (60"x 40”. Mixta / Tela. 2009) y Hábitat de la mariposa (1987), debido a las múltiples categorías de análisis que soportan.

En la Grecia antigua la mariposa era la representación de la divinidad femenina, símbolo sexual y luego fue vista como una alegoría al alma inmortal. La hermosa Psique —presente tanto en la mitología griega como en la romana— aparece con alas de mariposa. Entonces, ¿Psique será la diosa de las mariposas aludida por la pintora? De ser así, mariposa-alma inmortal, mariposa-divinidad femenina, mariposa-símbolo sexual, serían los ejes del torrente imaginativo. Según Homero, en sus escritos, presenta la creencia que al morir una persona, el alma o la psyché sale del cuerpo, como si se tratara de una mariposa, un ser de la mitología, que lleva al inframundo el alma de los difuntos. Ese lugar se revela en los trazos de Núñez.

Al observar la pintura titulada, La diosa de las mariposas, una representación de los inframundos parece aflorar, con tantas marañas; con una diosa cargada de mariposas que podrían estar muertas, o atrapadas en un antro purificador. Allí está la divinidad cumpliendo con la misión de hacer flotar con alas de mariposas a un ser de luz. La diosa lo sabe, que en verdad, en el horizonte de la luz y las tinieblas, no podemos vislumbrar más que sombras, para decirlo a la manera de Giordano Bruno. Allá abajo, en el propio inframundo, entre la liturgia y las sombras, hay algo de luz y de tinieblas. En la pintura, la diosa es un ser de luz, con halos de sombras y tinieblas; sus ojos miran hacia abajo, donde se verifica el acto de purificación. El trance es total; la concentración, divina.

En medio del ritual de la diosa de las mariposas, en su acto de demiurgia, en la pintura de Núñez se adviene lo que denominamos la consumación del color. En la expresión cromática, la pintora-diosa-creadora, tiene la tarea de atravesar los límites donde el color adquiere la excelsa madurez de su esencia, con la indudable aspiración de frisarlo en el espacio-tiempo. Dejar no solo una impronta donde la emoción de los matices impresionen como en aquellos días de la máxima madurez del posimpresionismo, sino una vertiente donde se colorea la existencia y el peregrinar del ser hacia su propia emancipación.

No hay nada tan simbólico como la evolución de una mariposa de: huevo-larva-pupa y adulto; una metamorfosis completa, “un proceso mediante el cual una pequeña oruga se convierte en una obra de arte alada”. Es a esa consumación que aspira la artista Elsa Núñez, por eso se arroja a los brazos del mito, arrastrando la magia, tomando como arma el pincel para disparar el fulgor de los colores. Trazos detenidos en el tiempo, recreando el mito del ser con un metalenguaje pictórico.

Esa diosa de la mariposa, que es un alter: el de la pintora, y el de todos nosotros, los espectadores. La hermosa Psyché fundó sus palacios en la psiquis de la creadora, generó una pulsión que se convirtió en rayo y pasó por un prisma para difractar la luz, (una luz pendiente de revelación) con la intención de desnudar sus esencias, parte a parte, en pleno acto de la madurez del color, en su condición del ser en tránsito a la transmutación.

En el inframundo, donde ha llegado la diosa, como si fuera a rescatar almas, y darle paso a la eternidad por el rayo del arte, solo hay tinieblas, sombras, y algunas pizcas de luz. Es el único lugar donde la sombra existe sin ser la ausencia de luz: es otra especie de sombra.  Es un mundo indecible —el límite de todos los límites pensados— donde los seres que habitan tendrán la posibilidad de ser transmutados, solo con la intervención de la diosa y el lenguaje de los colores, muchas veces en su alta lobreguez.

El mensaje de la pintura aludida, para la existencia humana, es solo la construcción de la posibilidad de ser y permanecer, incluso, después de ser ángeles caídos. Esto así, por costumbre humana de aspirar a la eternidad.  

Hábitat de la mariposa

El cuadro, Hábitat de la mariposa, de la maestra Elsa Núñez, para mí como espectador, es uno de los más acabados, en cuanto a la pasión esperanzadora que revela y la consagración áurea del color. Seguro surgen las preguntas, visto el cuadro, ¿en cuál lugar habitan las mariposas? ¿A dónde nos llevará la imaginación como espectadores? Sin dudas, ese lugar no está aquí, en este plano tridimensional, podría estar en las regiones del espíritu, donde nacen las cosas, donde el vientre fecundo de la magia irrumpe, dejando atrás cualquier parálisis emocional. ¿Qué lugar será ese? ¿En esa región no hace falta nada?

Como apreciarán mis lectores, solo preguntas surgen ante el clímax sensual de los colores, la fértil sutileza de un ser alado, primero en el alma, y como mariposa, libera su pasión en la ruptura de su crisálida. En el cuadro hay vagina, maternidad, pasión, sexo, nacimiento y libertad. Está el principio, el huevo fecundado, con la virtud de poseer el vínculo necesario para la creación. 

Ese hábitat de la mariposa está en “la corola divina de una magnolia de abril”, en la “onda rumorosa de una fuente cristalina”, y en las manos de una artista de la pintura que vio luz en el horizonte del color.

El autor es escritor y educador.

Domingo 28 de mayo de 2023.

 

Biografía de Virgilio López Azuán

VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN

VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN. Nació en 1959. Ha realizado una gran labor como animador sociocultural en la República Dominicana y el extranjero. Es escritor y artista plástico. Ha participado en diferentes exposiciones de arte, tanto como expositor como coordinador. Publicó los libros “ATHENE, Cuentos Premiados del Sur, (Compilador y coautor), Editora de la SEEBAC, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 1994”, “LLANTOS DE FLOR EN LAS SOBRAS DE SUS OJOS”, (Cuentos), Editora Milenio, Santo Domingo, Rep Dominicana, 1997”, “AMOR Y SOLEDADES” (Poesía), Ediciones Virgilio, Azua, República Dominicana, 1998. “LA NIÑA Y OTROS RECUERDOS” (cuentos), Editora Mediabyte, Santo Domingo, R. D., 2001”, “EL COLOR ROJO DEL AMOR” (Cuentos), Editora Buho, Santo Domingo, D. N., 2005”, y “CUENTOS ETERNAMENTE BREVES, Editorial Ángeles de Fierro, San Francisco de Macorís, Rep. Dominicana, 2005”, SIN TOCAR TUS PUERTAS (POESÍA), Editora de Colores, Rep. Dominicana, abril, 2007.
Algunos de sus escritos aparecen en los libros: “ANTOLOGÍA DE POETAS DE AZUA”, de Tomás Alberto Oviedo y Canó”, “DE ESPANTOS Y ESPASMOS” (Cuentos de Amor y Visiones), Editora Buho, Santo Domingo, 2003”, “CUENTOS PREMIADOS DE CASA DE TEATRO, 1991”, (Imagen de Mujer en la profundidad del espejo)”, “EL IDEAL INTERIOR”, Bruno Rosario Candelier Impresora Teófilo Santiago, Rep. Dominicana, 2005”, “TEATRO DEL VÍA”, William Mejía, Impresora Buho, Santo Domingo, 2005”, “COLOQUIOS, 2005, Feria Internacional del Libro, SEC, Santo Domingo. Rep. Dom.”, “LA NARRATIVA DE AVELINO STANLEY”, Basilio Belliard, Editora Búho, Santo Domingo, 2006.
Virgilio López Azuán ha sido ganador de importantes premios literarios, entre los que se encuentran: Premio de Honor en de Casa de Teatro, 1991 en el género Cuento, Premio Nacional de Poesía, GRIPAC, 1992, Premio Nacional Atheneísta(Teatro), 1994, Premio Nacional Atheneísta (Cuentos), 1994 y el Premio Nacional de Poesía, Universidad Central de Este, -UCE-, 2002, Premio Nacional de Literatura en el Género Poesía, 2007, Fundación Brugal y Sociedad Renovación, Rep. Dominicana.
López Azuán es Presidente de la Academia Sureña de Ciencias, miembro directivo de la Sociedad Dominicana de Escritores y Escritoras –SODES-, y miembro del Ateneo Insular.
El Honorable Ayuntamiento de Azua lo distinguió como HIJO MERITISIMO DE AZUA, en el 2007

Dibujo de personaje con dos caras

 


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Virgilio López Azuán es escritor con mas de 20 obras literarias publicadas. También es artista plástico que ha participado en varias exposiciones pictóricas. Realiza publicaciones de crítica de arte literario y en las artes plásticas. 
Virgilio López Azuán, con su cuadro INRIRI, con el cual participó en la exposición Alas & Aletas, en el Centro Cultural Perelló de Baní, provincia Peravia, República Dominicana.

JÓVENES Y NIÑOS COMPARTEN ACTIVIDADES ARTISTICAS Y DE AMOR A LA COMUNIDAD.

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