Blog dedicado a la promoción de las obras de Artes Visuales de Virgilio López Azuán

lunes, 29 de julio de 2024

II EXPOSICIÓN COLECTIVA ALAS & ALETAS

 

En el mes de octubre celebraremos la II Exposición Colectiva de Alas & Aletas, por la preservación de las especies marinas y terrestres. Artistas unidos en pro de medio ambiente. 

SERÁ EXPUESTA EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL 

DE AZUA



Estilo pictórico del artista plástico Franklin García Reyes

 

Artista plástico Franklin García Reyes


Por Virgilio López Azuán

Franklin García Reyes es un artista plástico dominicano que acaba de obtener un premio internacional de pinturas en el certamen Imaginación 2024. Ha participado en varias exposiciones nacionales e internacionales y es miembro del Colegio de Artistas Plásticos Dominicanos. Además, se desempeña como muralista y restaurador. Cree que “el artista debe dominar un conjunto de técnicas que se fusionen para armonizar la línea, el color, la figura, la forma, el valor, el espacio y la textura” (Pérez, 2022).

Unos meses atrás fui a una de sus exposiciones en Santo Domingo. El estilo adoptado por el pintor es el cubista. Generé un marco interpretativo de su muestra. Mi interés en aquel momento era disfrutar de los cuadros, establecer un vínculo sensorial con el arte, sin pretensiones conceptuales. Pero, al final, quedé altamente interesado por las técnicas y los conceptos subyacentes en las obras, los cuales me motivaron a seguir investigando sobre la producción pictórica de este artista nuestro.

Como he de contar a mis lectores, mi pasión es el lenguaje, el pensamiento, las tendencias, los conceptos y hasta la filosofía de las cosas. Más bien, el oficio encantador que ejerzo es el de pensar. Casi siempre termino, como dicen en buen dominicano, “emburujado” con ideas, análisis crítico, reflexiones, opiniones y disquisiciones, principalmente, en los temas asociados al lenguaje y al arte, literario y visual.

El cubismo en algunas muestras del pintor

Las pinturas de García Reyes permiten hacer una retrospectiva teórica de las técnicas, formas e imágenes de estilo cubista. Algunos cultivadores son: Pablo Picasso (1881-1973), Georges Braque (1882-1963), Fernand Léger (1881-1955), Jean Metzinger (1883-1956), Robert Delaunay (1885-1941), Jaime Colson (1901-1975), Joaquín Torres-García (1874-1949 ) Yoryi Morel (1906-1979) y otros grandes pintores.

La crítica e historiadora del Arte, María Fals, considera que la obra de Franklin García Reyes, “es muy variada en cuanto a temas y estilos, se desarrolla dentro de un cubismo sintético, en el que en vez de acudir a los tonos neutros, recupera el color en lo que él denomina ‘Cubismo costumbrista’” (Fals, 2021).

Aproximarse a los cubistas es asistir, como ellos mismos se caracterizaban, a una fragmentación de la realidad, a las abstracciones geométricas en el arte. Con ellos, una nueva mirada a la gente, a la vida y a las cosas, mostraba un rastro del pensamiento analítico, político y filosófico que se incubaba en Occidente a principios del siglo XX. El nombre de cubismo viene de la palabra clave, de origen francés "cubes", o el cubo, como figura para la descomposición de los objetos y ser colocados sobre el plano, mostrando una dimensionalidad, sin omitir en concepto la totalidad de las formas. Estos artistas utilizaron también como figuras geométricas el cilindro y el cono, pero la forma de cubo se destacaba ante las otras. García Reyes prefiere utilizar el cuadrado, ante otras figuras.




El cuadrado en la muestra de García Reyes

El cuadrado guarda muchos simbolismos. Ya Carl Gustav Jung hablaba de la cuaternidad, cuál fuera un arquetipo universal, como premisa de todo juicio lógico de la totalidad… En su libro Symbolik des Geistes (1953) hacía alusión a la totalidad del horizonte al nombrar los puntos cardinales, los cuatro elementos, las cuatro cualidades primitivas, las cuatro castas de la India, los cuatro caminos en sentido de la evolución espiritual del hinduismo. O sea, que la idea de totalidad está asociada al número cuatro en coincidencia con Platón. Jung también expresaba que "la perfección ideal es lo redondo, el círculo (mandala), pero su escala mínima es la cuadratura". El cuadrado y el círculo, como figuras geométricas, están relacionadas en sus configuraciones… Los antiguos mesopotámicos, para conocer el área de un círculo, lo situaban entre dos cuadrados.

El cuadrado en el arte sería la presentación de un paradigma de rectitud moral o espiritual, una manera calculada de aproximarse a realidades tangibles y verdades contundentes y categóricas. También, representa rupturas de modelos y el advenimiento de un mundo más dependiente de la ciencia y su ideal de progreso. Sería el resultado de una nueva visión del mundo cuando iniciaban las primeras décadas del siglo XX, donde la teoría de la relatividad, el espacio-tiempo- de Einstein, había emergido en el mundo académico de entonces.  

Coincide esta etapa con el apogeo de grupos filosóficos y científicos de Europa, entre ellos, los del Círculo de Viena. Matemáticos, físicos y científicos naturales incursionarán en temas para explicar la filosofía con los métodos de ciencias, desde el empirismo lógico, neopositivismo o positivismo lógico. Plantean una crítica a la metafísica y consideran la filosofía como una disciplina que distingue lo que es y no es científico. Propugnan por la elaboración de un lenguaje que sea común para todas las ciencias. Se destacaron en este círculo: Moritz Schlick (1882-1936), Otto Neurath (1882-1945), Herbert Feigl (1902-1988), Rudolf Carnap (1891-1970), Philipp Frank. (1884-1966), Friedrich Waismann (1896-1959) y Hans Hahn (1879-1934), entre otros.

Obras destacadas

Algunas obras destacadas de García Reyes son “Maternidad”, “Copa de vida”, “Mi ángel guardián”, entre otras. En los trazos y los colores, el artista expresa su sensibilidad, pensamiento, sentimiento e intuición. Se desplaza la ternura y la compasión en las figuras costumbristas y religiosas. En la mayoría de sus obras, donde aparecen rostros, principalmente, los de personajes que semejan a Jesucristo o la Virgen María, los ojos los pinta como si estuvieran cerrados, dando la impresión de sacralidad y devoción. El fundamento básico de estas es mostrar una imagen inmediata de una profunda esperanza espiritual, siendo una fuente inagotable para su pensamiento y consagración.

El estilo cubista, en la figura humana, se queda solo para el rostro; las demás partes del cuerpo son presentadas atendiendo a la tridimensionalidad en el plano. O sea, que el pintor se expresa con figuras bidimensionales y tridimensionales. ¿Qué razón supone esta mixtura de representar en el lienzo la segunda y tercera dimensión?

Sugiere el planteamiento de una realidad con múltiples dimensiones, una composición estética asumida desde una perspectiva de la observación plural del objeto. Su sentido sería trasladar las formas de las cosas que tienen explicación en el mundo bidimensional a uno tridimensional, sin que se pierdan las propiedades de la figura y se avistan sesgos u omisiones del total de la cosa representada.

El cuerpo humano posee simetría bilateral. Si se produce un corte en dos mitades, de arriba hacia abajo, resultaría que cada mitad sería igual a la otra. En las cabezas pintadas por García Reyes, utilizando el cuadrado como forma, el corte simétrico es notorio. Un lado de la cara, con un ojo y pestaña, ceja, labios y nariz, hace suponer la existencia del otro lado con las mismas características; sin embargo, esa simetría bilateral a veces no se expresa en otras pinturas. En algunos casos, el artista pinta los labios sin tomar en cuenta esa simetría y transgrede la forma física del cuerpo humano, visto con un perfil bidimensional. ¿Sería una aproximación al concepto del cubismo analítico?

Una influencia puntual

Una obra de Pablo Picasso pudo haber influido en el pensamiento pictórico de García Reyes. Es la llamada “Chica con mandolina” del cubismo analítico. Es la figura de la mujer compuesta por cubos, pero se resalta el cuadrado en forma de rostro. El ojo aparece como cerrado, quizá, disfrutando de la música del instrumento. De esa misma manera, los ojos en los rostros pintados por García Reyes están cerrados. En esta pintura de Picasso, se aprecia que el rostro se prolonga hacia la tercera dimensión. Lo mismo sucede con el cuello, que se le pinta una sombra para darle profundidad. Coincide esta sombra con la de un cubo colocado al lado del cuello de la chica.

En García Reyes, el cubo no es presentado en su amplitud proporcional. Pone de relieve el cuadrado con su preeminencia en el lienzo. La nariz, en los rostros pintados por García Reyes, se muestra de manera incompleta o tácita.

Las imágenes cubistas pueden ofrecer sentido de profundidad al objeto, si cumplen con sus postulados geométricos, principalmente, cuando se utilizan trazados en forma de cubos, conos y cilindros. Se genera una flexibilidad en la imagen y una suavización del acto perceptivo, o sea, el fenómeno estético puede semejar más a la realidad que utilizando el cuadrado o el rectángulo con más frecuencia.

Con la utilización del cuadrado como figura geométrica, García Reyes convierte el rostro en una imagen abstracta y el resto del cuerpo refleja una aproximación a la realidad real en cuanto a las formas.

Rigidez y límites de interpretación en las muestras cubistas

¿Existe alguna rigidez para la percepción de las figuras cubistas? ¿Limita la interpretación o la traducción de la pintura a un lenguaje de palabras que lo acerque más a la realidad codificada del objeto por medio de la interpretación holística? En el arte cubista existe el privilegio de las formas y la tendencia de suprimir la generación de emociones o sentimientos. En ese sentido, existe cierta rigidez para despertar efectos sensoriales. Aunque esto es discutible, no es menos cierto que en la expectación se reduce la amplitud imaginativa. La figura del cuadrado era y es más cercana a la realidad dentro de la cultura occidental. Es la que más se repite en los entornos familiares y sociales. Se visualiza con los objetos dentro de la casa: las formas de mosaicos del piso, de la habitación, el libro, las ventanas, los cuadros en la pared, la pared misma, el escritorio, la cama, las puertas, la laptop… En la configuración de la ciudad, las calles con sus cuadras, los parques, los estilos urbanísticos; excepto, los que provienen de estilos arquitectónicos clásicos. En fin, el cuadrado, se entroniza en la psique cultural de los colectivos, propiciando estilos de vidas, hábitos y conductas con tendencias a la rigidez.

El lenguaje pictórico

En su muestra, García Reyes, lo rígido lo hace parecer elástico, dúctil y perceptible. A pesar de que los cubistas utilizan una paleta de colores reducidos, como también lo hace García Reyes, las combinaciones y los tonos encendidos permiten sensaciones estéticas variadas. En la primera etapa del cubismo, los colores grises, verdes y marrones predominaban. Después, la paleta se abrió un poco más, manera técnica que adopta nuestro pintor. Se resaltan los colores de los rostros, que van desde un amarillo intenso hasta uno anaranjado. El color carne no forma parte de la paleta de nuestro artista. Subyacen los colores del trópico, asociados con los que evocan costumbres de ancestros.

Para interpretar el lenguaje pictórico de García Reyes, reiteramos que, en las pinturas con el estilo cubista, es preferible que exista “La necesidad de apreciación de las obras de artes visuales desde un presupuesto holístico, parte del análisis de los múltiples aspectos que la caracterizan, como un ente íntegro y organizado, resultado de interacciones multidimensionales constantes en un contexto…” Salas-Batista, G. (2017). Esto permite una aproximación a las motivaciones, emociones, pensamiento artístico del autor, para consentir una visión más clara de su arte.

El impresionismo y el puntillismo son dos ejemplos de arte holístico. Una puntilla está en relación con las demás puntillas, pero no se puede definir el concepto de figura, describiendo a una sola puntilla o un trazo en el lienzo, como lo hacía Vincent van Gogh, que tenía una concepción de fragmento. Cada pincelada establece una lógica de la pintura con las demás partes. Aunque las obras de García Reyes se pueden analizar por medio de sus partes, en relación con las técnicas utilizadas, la mirada holística permite la caracterización de su forma de pensar y la apreciación del lenguaje de la realidad.

En fin, la plástica dominicana tiene en García Reyes un continuador de las expresiones cubistas en este tiempo. Su adaptación al contexto de las percepciones actuales del individuo y la sociedad, más el enriquecimiento de conceptos de formas y perspectivas de las cosas, serían innovadores. A eso apuesta este artista, a la prolongación e individuación de su arte como fuente expresiva.

REFERENCIAS

1.      C. G. Jung, Symbolik des Geistes, 2ª ed., 1953, pág. 399.1

2.      Fals, M. (2021) Franklin García Reyes y el cubismo costumbrista. Periódico El digital. Santo Domingo. Recuperado el 23 de julio de 2024. https://eldigital.com.do/franklin-garcia-reyes-y-el-cubismo-costumbrista/

3.      Geobanis Salas-Batista (2017) El holismo, un necesario referente para la apreciación de las artes visuales y su dinámica en la formación del profesional de la educación. Revista Maestro y Sociedad, Cuba. Recuperado el 26 de julio de 2024 file:///C:/Users/Virgilio%20Lopez.Azuan/Downloads/delasmercedes,+3312-10713-1-CE.pdf

4.      Pérez, M. (2022). Franklin García: “Me gustaría que la cultura alcance a la masa popular” Periódico El Caribe. Santo Domingo. Publicado el 5 de agosto del 2022 y recuperado el 23 de julio de 2024. https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/entrevista-cultural/me-gustaria-que-la-cultura-alcance-a-la-masa-popular/

 

Domingo 28 de julio de 2024

Publicación en Acento: No. 113

 

 

 

 

 

 

 

La visión

 

Ríos que fluyen

Perdidos en las estrellas

El beso de los espermas

Torres del inconsciente



Félix López: artista plástico en constante acto de expresión


 

Artista plástico, Félix López

Por Virgilio López Azuán

No existen maneras para definir a un artista en todas sus dimensiones. El yo absoluto es de difícil descripción ante la concentración y dispersión del acto creativo. Sucede en todas las artes. Su construcción está sometida a fenómenos no solo de experiencias vitales, temporales y atemporales, sino a al orden, al azar, a la sincronicidad de Carl Jung (1964) , y otros fenómenos del consciente e inconsciente; del texto y el contexto, del tiempo y el vacío, de lo visible e invisible.

En la pintura, como arte, la expresión del yo, no deja atrás el orden y el caos de lo consciente y mucho menos de lo inconsciente. Emociones, sensaciones, recuerdos, arquetipos, modelos, paradigmas, hábitos…, pueden aflorar, dando formas a realidades e irrealidades; también, de “los renglones derechos y torcidos de la personalidad humana” —tomando palabras prestadas de la novela de Torcuato Luca de Tena, Los reglones torcidos de Dios.

El arte puede reflejar estados psíquicos de importancia para la descripción del yo artista. Siempre he pensado, como algunos metafísicos, que el yo es un concepto múltiple, está conformado por un conjunto de yoes. Las habilidades del artista, los desdoblamientos, las maneras de penetrar a las formas, sustancias o esencias de las cosas —unido a la técnica definida en su arte—, son las diferencias entre unos y otros.

En un cuadro pictórico las luces y las sombras develan dimensiones espaciales y temporales. Penetrar a la hondura del ser, o de la cosa, es el gran desafío del creador; hacerlo fluir, rescatarlo del caos donde está metido es la tarea. Traerlo a la superficie y transmutarlo, convertirlo en sensaciones de plenitud, podría ser la conquista del vellocino de oro.

Félix López es un artista plástico dominicano con larga trayectoria, sin el reconocimiento justo por su talento y su pasión artística. No es un improvisado, ni se deja apabullar de los desafíos de las luces y las sombras cuando toma un pincel. Tampoco se echa para atrás ante la confrontación de la realidad real, la realidad percibida, lo surreal y el abstracto, en sentido general. Muchos de sus cuadros dan la impresión de que prefiere el realismo en cuanto a las formas, como son los casos de su producción de arte, donde las aves y los peces son los protagonistas. En estos casos, el artista apela a matices vivos, brillantes y resaltados; tropicales y calientes.



Lo sexual, mujer y naturaleza en su arte

La imagen y simbología de lo sexual son materias importantísimas en el arte de López, principalmente en la figura de la mujer, real o paradisiaca, total o segmentada. Si se psicologiza al autor, rasgos del erotismo y lo sexual aflorarían como eje temático del discurso mental, las sensaciones y representaciones. En sus muestras ese discurso más que sensual es simbólico, casi ritualista. El respeto y la exaltación de la mujer como fuente de recreación artística es un mensaje subyacente. Hay una fuerte crítica a despojar al cuerpo de la mujer de su estado natural frente al riesgo del modelaje producto de las cirugías plásticas, cosa esta que entra en contraposición con el ideal de la belleza del artista. Donde no acepta el logro de los paraísos poéticos, de lo bello es en ese acto. Aunque él se preocupa mucho por las formas pictóricas en el lienzo, ante una realidad de riesgo de una vida humana, el arte es capaz de echarlo por la borda. Ahí se centra una pasión particular por la mujer, su forma y quizá por lo sexual.

Hay en las obras de este artista una naturaleza viva y otra muerta. Los pares donde encuentra el ciclo de su expresión. Por eso, en algunas de ellas encontramos restos de cadáveres de animales, huesos, tierra cuarteada, como si no existiera vida. Viaja en un ciclo recursivo, vital y no vital. Lo único con vida en todo momento son los colores, capaces de penetrar a la sustancia no vital. Los cilindros de colores se entierran en las grietas de lo muerto y resurgen con la misma vitalidad. Nadie sabe lo que encuentran en su travesía. Cuando salen, encuentran restos de naturaleza muerta, huesos, material orgánico y otros desechos, con los habían dejado.

                              

Todos miran, pero nadie ve

El artista López tiene una colección que la ha titulado “Todos miran, pero nadie ve”, donde en un cuadro los ojos humanos pintados en abstracto están ahí, como si fueran el negativo de una fotografía, sin los iris encendidos, sumidos en una oscuridad, ignorancia e indiferencia infinita.  Como parte de los cuadros, aparece algo de la naturaleza, ya sea en deterioro, abandonado o muerto, sin ojos que los vean.

El título de la colección antes mencionado nos refiere a un orden verbal en la percepción del sujeto u objeto: Mirar, ver y observar. Si el artista dice que nadie ve, el proceso de observación no estaría presente. Quien percibe no se está fijando en los detalles de cómo la naturaleza sigue un tránsito de muerte. Con solo ver sería suficiente para evitar el ocaso, no es necesario observar. Es la máxima petición del artista.

Como parte de la naturaleza misma, ¿querrá el artista ser visto por los demás? En una obra pictórica, sería un grito del yo (imaginario), que lanza a los vientos su voz de alarma por sí mismo y por todos, de forma sincrónica.

El artista con su obra propicia un estado de entropía de la naturaleza de su ser, su yo y ego. Aquilata los estados de su esencia y los lleva al lienzo, siempre con un eje transversal de carácter ético. En López se rezuma el néctar de un mundo que va hacia el caos, con cierto hálito de esperanza, simbolizado en unos cilindros de colores, pero con acento de irreversibilidad.

Esa irreversibilidad aludida no está definida desde la filosofía del existencialismo, sino de leyes y principios naturales. Quizá en esta nueva corriente es donde va dejando el rastro del realismo monotemático para presentar una dualidad: realismo-surrealismo, o una tríada: realismo-surrealismo y, abstraccionismo incipiente —arte alejado de lo figurativo que evita imitar o reproducir elementos naturales o reales—, configuren maneras diferentes de expresión artística. Quizá haya una ruptura, un distanciamiento, porque la realidad se agrieta —así como presenta en sus cuadros el agrietamiento de la tierra producto de la sequía—, se hace caótica; deja su estado de cuidado irrestricto de las formas y eclosiona.

En la mayoría de los artistas, estos cambios son naturales, porque son naturales en la vida misma, la cual está proclive a ellos, aunque haya fuerzas o mecanismos de resistencias por tendencia a fundamentalismos que los impidan.

 En López existe el patrón, el modelo de búsqueda de realización e identidad por medio de la pintura. No solo la expresión del yo, en su acuciosa ansia de identidad, sino de propagar el sentido y el deber del ser humano con la naturaleza, lo trascendente de su íntimo, de su convicción ética. Su alter ego es más flexible y plástico, más lleno de luces y colores, paradójicamente al ego, que es hilarante y toma lo frío y lo caliente con la misma mano. Si sus elementos identitarios no fueren así, no tuviéramos al artista, produciendo esa explosión de sentimientos, valores y sensaciones emanadas de su obra.



Los cilindros de colores y las influencias

 Hice alusión a unos cilindros de colores, pintados en las obras de Félix López. Se trata de uno de los recursos de su estilo pictórico, donde aparecen los colores primarios, más el verde, con sus respectivos degradados, para darles volumen o profundidad a las imágenes. En algún momento, el artista Félix López se le preguntó por tales imágenes y dijo —con distanciamiento y respeto— que lo hacía influido por la admiración al maestro Iván Tovar.

 Las influencias de los maestros siempre estarán presentes en los admiradores y seguidores que se destacan en el arte o cualquier actividad humana. La mímesis forma parte de la construcción del ideal artístico; lo que no debe hacerse es caer en los actos de plagios. Cuando un pintor emplea la técnica del sfumato en su obra, no está plagiando, está siguiendo una técnica muy antigua, aplicada por Leonardo da Vinci cuando pintó La Gioconda. Los artistas pueden tener las influencias de sus maestros, por eso se generan las corrientes, los movimientos y las escuelas artísticas, como, por ejemplo: las pictóricas, literarias, filosóficas, científicas…

 Volviendo al tema de los cilindros de colores de López, algunos espectadores pueden confundirlos con la bandera de los grupos que profesan, propalan e inculcan ideologías de género, que es parecida a un arcoíris. El artista no debe preocuparse por el tipo de percepción e interpretación de su obra o que cada quien se vea representado en la misma. Pero, la creación de estereotipos, por parecidos o semejanzas, como una forma de discriminación, puede atentar contra la libertad del arte. En realidad, estos cilindros apuntan al rastro de símbolos del inconsciente del artista que pueden ser de naturaleza comunicativa, de expresión del origen —por su forma de fluir en ondulaciones semeja a una serpiente—, o solo mostrar los colores en su símil con el contexto tropical de las islas del caribe. De ser esto último, no puedo dejar de nombrar algunas evocaciones del impresionismo y posimpresionismo de Paul Gauguin, Víncent van Gogh y otros, que en su tiempo mostraron esos colores en Europa, dando un giro a las muestras pintadas en colores pasteles. Precisamente de Paul Gauguin se dice que de Tahití, una isla de la Polinesia francesa, su cultura, su gente, su paisaje y sus colores, influyeron mucho en su extraordinaria obra.    

 En fin, darle una mirada a las obras de Félix López es una experiencia que multiplica las sinestesias. Es un encuentro con los colores, la naturaleza y la pasión por un mundo mejor.

 

Domingo 31 de marzo de 2024

miércoles, 24 de julio de 2024

La plástica de Juan Ramón Patricio: el cemí escindido en “América”

 

                                                    Juan Ramón Patricio, pintor.


 Por Virgilio López Azuán

Un colectivo de artistas plásticos de Azua ha presentado una exposición de pinturas en el Centro Cultural Héctor J. Díaz en esa provincia sureña. Uno de los participantes es Juan Ramón Patricio y lo hace con dos pinturas llamativas para los visitantes: “América” y “Sistema cerrado de tradiciones”, donde el pintor muestra un excelente manejo de la técnica y el sentido de las imágenes. En ambos cuadros existen aproximaciones al cubismo y al simbolismo, presentando diversas vistas del mismo motivo tratado. El espectador no lo percibe de manera inmediata de forma integral, buscando la secuencia, armando las piezas ni dando giros en pleno acto de desciframiento. El caos, el estado de horror y la indefinición del todo en el cuadro, no lo permiten. Tendría que hacer secciones en la pintura y centrarse, de esta forma construiría un concepto de la historia en sus diferentes matices. En “Sistema cerrado de tradiciones”, la vuelta a una de las características del cubismo está presente en la imagen de un sacerdote católico sin cabeza con una especie de rosario simbólico entre sus manos. De ese rosario no pende un crucifijo, sino una especie de barco de velas, una careta o una imagen capaz de soportar otras definiciones o interpretaciones.    

“América”

En este texto pictórico nos detendremos en un solo cuadro, en el llamado “América”. El lanzamiento estético del artista lo hace motivado por un cemí taíno, elemento totémico en las creencias de los aborígenes de Quisqueya. Tal figura designa a una deidad o espíritu ancestral, el cual era invocado en caso de enfermedades y en rituales adivinatorios.

Las técnicas utilizadas por el artista, sus escisiones y sentido simbólico, como vía para interpretar los múltiples mundos gravitantes en la pasión de los trazos, los matices y las formas, alcanzan dimensiones reflexivas en un choque de civilizaciones. Busca una expresión sincrética de fragmentación, construcción o aniquilación de identidades étnicas, impactadas por poderes hegemónicos. Expone lo horrendo, el misterio, y sobre todo, los mundos de seres oprimidos, dominados por los mitos, las creencias, el fetichismo y el poder. 

Si un observador de la pintura de Patricio se planta con una mirada proyectiva, encontrará un lenguaje de capas superpuestas que bien pueden ser separadas. Es un cuadro elaborado con la técnica acrílica sobre tela, en un formato 30” x 40”, donde el rastro del cubismo aflora en dos capas, principalmente en la de abajo y en la superficial, mientras que el simbolismo está presente en toda la pintura. Podría existir una capa más lejana o una fuente, desde donde se proyecta una luz o fuego en dos posiciones, en la capa más lejana y en la segunda, y está representada por el color amarillo. Este color, presente en todas las capas, funciona como un reflejo del misterio interior, de la fragua de la imagen en sentido general. Podría tener la funcionalidad generativa de las incisiones en el cuadro o ser el respaldo simbólico de espiritualidades ancestrales.

Sin lugar a dudas, las luces están colocadas detrás, como si la imagen pictórica, en sentido general, quisiera protegerlas, haciendo que las capas funcionen como escudos. Contrario a lo que pueda pensarse, en vez de liberadoras o protectoras, las luces están resguardadas. Necesitan de interceptores para ser develadas en plenitud —y muestren verdades y esencias— ante lo horrendo presentado por las imágenes escindidas en cada capa.  

A diferencia de algunas pinturas del tenebrismo barroco, donde el foco de luz venía desde el frente y el fondo era oscuro, en “América” el foco de luz viene de atrás y el fondo no es tenebroso, el cual está parcialmente oculto a partir de la segunda capa. Patricio trae al espectador contenidos temáticos de características míticas, mágico-religiosas e históricas, temas presentes en géneros antiguos y en el barroco.

Una característica relacionada con la expresión de la pintura neoclásica, es la siguiente: la figura del cemí fragmentado en la primera capa, aparece más remarcada comparada con las imágenes de las siguientes capas. Eso acentúa la importancia del cemí en el lenguaje de las formas y la esencia de un pasaje mágico-religioso a destacar. 

La pasión por los trazos    




En muchas líneas de contornos hay luces y en otras sombras, porque imágenes de los planos de abajo penetran a los planos superiores, figurando una realidad generalmente caótica. Uno de los focos de luz viene de forma diagonal parecido a los utilizados en el barroquismo. Las luces y las sombras se superponen, los contornos están formados por trazos muy finos o difuminados y otros con ribetes iluminados. En algunos casos no se quiere dejar rastros del pincel, apareciendo figuras opacas, casi ocultas.  

Lo profundo como concepto —de las dimensiones físicas de las imágenes— no es lo primario para la expresión plástica del pintor. Se privilegia el plano sobre el plano. La búsqueda de lo profundo está más en lo simbólico que en el trazo. Subyace el desmembramiento de la opresión, la libertad subyugada; la meticulosidad del trazo a partir de un ojo plástico, permea las dimensiones incluidas en cada capa. Una lectura a partir de los trazos tratando de interpretar todo el caos presentado, es el viaje de capa en capa, como si el observador penetrara a nado las procelosas aguas de un mar agitado. Lo primero en encontrarse sería una puerta mágico-religiosa, representada por la imagen base, que es el cemí taíno; inmediatamente después, el paisaje de lo horrendo u horripilante: personas en pleno antro opresivo, esclavitud, fragmentos de cuerpos, moscas, larvas, huellas, coronas, cadenas, grilletes, fierros, candados, alambres, arigones…

Palabras en la pintura, ¿riesgo o acierto?

En la parte inferior del cuadro “América” aparece la siguiente palabra: Moenippvs. A veces la inclusión de letreros en una pintura suele ser riesgosa, aunque pueden señalarse aciertos. Es que una palabra puede ser guía para reducir la plasticidad del lenguaje estético, convoca al espectador a la descripción fáctica. Moenippvs aparece en la parte baja de la primera capa en una cinta o corona. ¿Qué significa esto dentro del lenguaje pictórico de “América”? Nos remontaremos de nuevo al barroco. El gran pintor Velázquez, entre 1639 y 1640, pintó su famoso cuadro Menipo y le colocó la inscripción Moenippvs. Este cuadro sirvió para decorar la Torre de la Parada, un pabellón de caza de Felipe IV de España situado en el monte del Pardo, cerca de Madrid. Menipo fue un filósofo cínico de Grecia (siglo iv a. C.-siglo iii a. C.) que sirvió de inspiración a Marco Terencio Varrón, Luciano Samosata, Erasmo de Róterdam y Bartolomé Leonardo de Argensola.

El pintor azuano Juan Ramón Patricio retoma la inscripción Moenippvs del cuadro de Velázquez y el espectador se preguntaría ¿Por qué lo hace? ¿Qué agrega al marco simbólico del cuadro? ¿Qué relación guarda el cuadro “América” con el de Menipo? Si no agrega nada, entonces no tendría sentido que apareciera allí. Velázquez recreó a Menipo en su figura de cuerpo entero, vestido de mendigo, con la desilusión de “conocer las vanidades y posesiones mundanas”. He sudado razones buscando la explicación simbólica y solo se me ocurre plantear una hipótesis lejana. ¿Estaría relacionada la inscripción con las “vanidades y posesiones mundanas” atribuidas a los estilos de vida de los conquistadores y las ansias hegemónicas de la Corona Española? A partir de aquí se abren otros umbrales para otras interpretaciones de la pintura. Solo deseo dejar la hipótesis en vuelo como un punto de apoyo para futuras disquisiciones.

En ese mundo semiótico del cuadro “América”, cada imagen representa conceptos útiles para servir como hilo conductor del gran drama de América. Refleja la alteridad del artista con relación a los demás participantes en la exposición, quienes presentan obras de importante valor pictórico, mezclando el realismo, el paisajismo, el misticismo y otros estilos. Patricio es el único expositor que se apoya en lo histórico y cultural con un lenguaje de abstractos y fragmentación.

El simbolismo de las moscas

En el cuadro “América”, en diferentes capas, aparecen moscas. Precisamente, en un ojo del cemí hay dibujada una de ellas. Los hombres de ciencias han realizado experimentos con estos insectos y han encontrado su gran capacidad para el escape. Poseen habilidades de reacciones instintivas, capaces de anticiparse 200 milisegundos antes de despegar porque utilizan información visual que les advierten del peligro.

Quizá lo simbólico de la aparición de la mosca en el ojo del cemí podría ser la visión de las ansias de libertad del oprimido, de salir de esos mundos plasmados en la obra, para superar lo horrendo y lo opresivo. Esas criaturas de un mundo subalterno producto de la incursión del hombre europeo en tierras caribeñas en los siglos XV y XVI están allí representadas.

En otras partes aparecen las moscas, incluso agrupadas. ¿No sería que las moscas rebelan el estado putrefacto del lugar? Debe observarse un detalle, mostrado por el pintor, hecho de una forma consciente o inconsciente: las moscas pintadas son muy parecidas a una variedad de mosca de la isla de Santo Domingo. Nos referimos a la Mosca Metálica (Lucilia caesar), un díptero de la familia clifóridos, la cual se alimenta de néctar de flores y de sustancias líquidas de excrementos y cadáveres. Todo el proceso del “Descubrimiento, evangelización y conquista de América” fue caracterizado por horrendos crímenes, pestes, muertes masivas y aniquilamientos, lo que supone cadáveres descompuestos e insepultos, pudiendo ser la mosca el insecto más asociado a los organismos en estado de descomposición.  

Imágenes en las huellas

En la pintura estudiada quizá lo más importante son los detalles, aunque la sutileza del manejo de las figuras empuja a un esfuerzo visual, al acercamiento, al deslumbramiento cuando se supone haber visto una u otra imagen. Al pie de la obra aparecen unas huellas, una al lado de la otra. El estudio e interpretación simbólica de las mismas serían motivos suficientes para generar otro esfuerzo crítico. Se harían a partir de la huella del hombre europeo, sobre esa impronta dejada a su paso por el continente americano, o la huella del aborigen y el africano, quienes ofrecieron resistencia a un sistema cultural ajeno a sus tradiciones, creencias y maneras de vivir juntos.

Si el espectador centra su mirada en el interior de las huellas aparecidas en el cuadro, podría observar otros mundos pendidos, otras batallas humanas presentadas de forma difusa, como asimismo, ha sido muy difusa y tendenciosa la historia contada del periodo colonial, donde muchos héroes son villanos y muchos villanos son tratados como héroes. Solo tenemos que darnos un vistazo por el drama del capitán Aragonés Francisco de Villalpando y Juan Sebastián Lemba.

En conclusión, tenemos en el cuadro “América” de Juan Ramón Patricio, un importante aporte a la plástica dominicana, el cual podría servir de marco para una interpretación de parte de nuestra historia. Mucho mejor, algunos críticos de arte pudieran inferir sobre el presente del ser caribeño actual, en la búsqueda permanente de posibilidades y reafirmación.

 

El autor es escritor y educador

30 de abril de 2023

Pinturas de Elsa Núñez: luz en el horizonte del color



Por Virgilio López Azuán

La exposición de pinturas de la maestra Elsa Núñez con el título, Elsa Núñez, línea de tiempo (1983-2023), se presenta en el Centro Cultural Perelló de Baní, provincia Peravia. Un recorrido por las creaciones de la artista a lo largo de décadas y que, algunas de ellas,  forman parte de prestigiosas colecciones. Una mágica pasión por el arte y sus esencias disfruta el espectador en cada muestra. Una ocasión para aproximarse a los mundos y paramundos de la creadora. Actitudes expuestas de un ente iniciático desde sus propios orígenes, y poco a poco se va transmutando. Un toque a lo profundo y a lo mineral de la naturaleza, a lo humano y lo ontológico, a lo telúrico y refulgente: un pinchazo de luz. Una explosión en rocas sumergidas en las aguas de un alter, siendo la prolongación configurada del mismo ser.

Las obras y  opiniones de los críticos

Algunas de las obras presentadas en la exposición son las siguientes: “Ángel de la tierra (1983)”, “La diosa de las mariposas (1987)”, “Hábitat de la mariposa (1987)”, “Mundo ecológico astral (2016)”, “Noche de luna nueva (2022)”, "Exaltación a la naturaleza (2023)”, “La madre naturaleza (2023)”, entre otras. 

Amable López Menéndez, crítico y curador de arte, dice de las obras de Elsa Núñez: “La celebración de la naturaleza como madre procreadora y nutricia de la vida terrenal y la especie humana, así como la pulsión ontológica, mística y poética de Elsa Núñez, se nos revelan en la gracia única con que ella logra transmutar las formas y sublimizar la superficie pictórica…”. Mientras, Marianne de Tolentino, también crítica de arte, pondera su técnica y la renovación de las sutilezas cromáticas en la obra de Núñez: “Una valoración sensual de la pasta, recogiendo la voluptuosidad y la esencia de la materia, se funde en una resonancia espiritual que libera las energías latentes y las sublimiza”. También, Jeannette Miller, expresa que Núñez “alcanza un excelente nivel, tanto por la calidad interpretativa de su particular fuerza interior, como por el manejo de los medios cromáticos”.

Las obras de Núñez es su continuidad. No hay una muestra pictórica que no sea parte sucesiva de su ser, una andanza algorítmica de colores implosionados en los propios horizontes de la artista. Y uno se pregunta ¿quién es esa mujer pintada por Elsa, aparecida en algunas de sus obras?, ¿su propia divinidad?, ¿su puerta de escape a la libertad de su ser? Algunos analistas y espectadores aluden a la imagen física de la pintora, otros hablan de otra Elsa, aquella salida de los umbrales de un espacio-tiempo, instantáneamente eterno, emocional y espiritual. 

La diosa de las mariposas

Prestaré atención a dos pinturas de la exposición: La diosa de las mariposas (60"x 40”. Mixta / Tela. 2009) y Hábitat de la mariposa (1987), debido a las múltiples categorías de análisis que soportan.

En la Grecia antigua la mariposa era la representación de la divinidad femenina, símbolo sexual y luego fue vista como una alegoría al alma inmortal. La hermosa Psique —presente tanto en la mitología griega como en la romana— aparece con alas de mariposa. Entonces, ¿Psique será la diosa de las mariposas aludida por la pintora? De ser así, mariposa-alma inmortal, mariposa-divinidad femenina, mariposa-símbolo sexual, serían los ejes del torrente imaginativo. Según Homero, en sus escritos, presenta la creencia que al morir una persona, el alma o la psyché sale del cuerpo, como si se tratara de una mariposa, un ser de la mitología, que lleva al inframundo el alma de los difuntos. Ese lugar se revela en los trazos de Núñez.

Al observar la pintura titulada, La diosa de las mariposas, una representación de los inframundos parece aflorar, con tantas marañas; con una diosa cargada de mariposas que podrían estar muertas, o atrapadas en un antro purificador. Allí está la divinidad cumpliendo con la misión de hacer flotar con alas de mariposas a un ser de luz. La diosa lo sabe, que en verdad, en el horizonte de la luz y las tinieblas, no podemos vislumbrar más que sombras, para decirlo a la manera de Giordano Bruno. Allá abajo, en el propio inframundo, entre la liturgia y las sombras, hay algo de luz y de tinieblas. En la pintura, la diosa es un ser de luz, con halos de sombras y tinieblas; sus ojos miran hacia abajo, donde se verifica el acto de purificación. El trance es total; la concentración, divina.

En medio del ritual de la diosa de las mariposas, en su acto de demiurgia, en la pintura de Núñez se adviene lo que denominamos la consumación del color. En la expresión cromática, la pintora-diosa-creadora, tiene la tarea de atravesar los límites donde el color adquiere la excelsa madurez de su esencia, con la indudable aspiración de frisarlo en el espacio-tiempo. Dejar no solo una impronta donde la emoción de los matices impresionen como en aquellos días de la máxima madurez del posimpresionismo, sino una vertiente donde se colorea la existencia y el peregrinar del ser hacia su propia emancipación.

No hay nada tan simbólico como la evolución de una mariposa de: huevo-larva-pupa y adulto; una metamorfosis completa, “un proceso mediante el cual una pequeña oruga se convierte en una obra de arte alada”. Es a esa consumación que aspira la artista Elsa Núñez, por eso se arroja a los brazos del mito, arrastrando la magia, tomando como arma el pincel para disparar el fulgor de los colores. Trazos detenidos en el tiempo, recreando el mito del ser con un metalenguaje pictórico.

Esa diosa de la mariposa, que es un alter: el de la pintora, y el de todos nosotros, los espectadores. La hermosa Psyché fundó sus palacios en la psiquis de la creadora, generó una pulsión que se convirtió en rayo y pasó por un prisma para difractar la luz, (una luz pendiente de revelación) con la intención de desnudar sus esencias, parte a parte, en pleno acto de la madurez del color, en su condición del ser en tránsito a la transmutación.

En el inframundo, donde ha llegado la diosa, como si fuera a rescatar almas, y darle paso a la eternidad por el rayo del arte, solo hay tinieblas, sombras, y algunas pizcas de luz. Es el único lugar donde la sombra existe sin ser la ausencia de luz: es otra especie de sombra.  Es un mundo indecible —el límite de todos los límites pensados— donde los seres que habitan tendrán la posibilidad de ser transmutados, solo con la intervención de la diosa y el lenguaje de los colores, muchas veces en su alta lobreguez.

El mensaje de la pintura aludida, para la existencia humana, es solo la construcción de la posibilidad de ser y permanecer, incluso, después de ser ángeles caídos. Esto así, por costumbre humana de aspirar a la eternidad.  

Hábitat de la mariposa

El cuadro, Hábitat de la mariposa, de la maestra Elsa Núñez, para mí como espectador, es uno de los más acabados, en cuanto a la pasión esperanzadora que revela y la consagración áurea del color. Seguro surgen las preguntas, visto el cuadro, ¿en cuál lugar habitan las mariposas? ¿A dónde nos llevará la imaginación como espectadores? Sin dudas, ese lugar no está aquí, en este plano tridimensional, podría estar en las regiones del espíritu, donde nacen las cosas, donde el vientre fecundo de la magia irrumpe, dejando atrás cualquier parálisis emocional. ¿Qué lugar será ese? ¿En esa región no hace falta nada?

Como apreciarán mis lectores, solo preguntas surgen ante el clímax sensual de los colores, la fértil sutileza de un ser alado, primero en el alma, y como mariposa, libera su pasión en la ruptura de su crisálida. En el cuadro hay vagina, maternidad, pasión, sexo, nacimiento y libertad. Está el principio, el huevo fecundado, con la virtud de poseer el vínculo necesario para la creación. 

Ese hábitat de la mariposa está en “la corola divina de una magnolia de abril”, en la “onda rumorosa de una fuente cristalina”, y en las manos de una artista de la pintura que vio luz en el horizonte del color.

El autor es escritor y educador.

Domingo 28 de mayo de 2023.

 

Biografía de Virgilio López Azuán

VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN

VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN. Nació en 1959. Ha realizado una gran labor como animador sociocultural en la República Dominicana y el extranjero. Es escritor y artista plástico. Ha participado en diferentes exposiciones de arte, tanto como expositor como coordinador. Publicó los libros “ATHENE, Cuentos Premiados del Sur, (Compilador y coautor), Editora de la SEEBAC, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 1994”, “LLANTOS DE FLOR EN LAS SOBRAS DE SUS OJOS”, (Cuentos), Editora Milenio, Santo Domingo, Rep Dominicana, 1997”, “AMOR Y SOLEDADES” (Poesía), Ediciones Virgilio, Azua, República Dominicana, 1998. “LA NIÑA Y OTROS RECUERDOS” (cuentos), Editora Mediabyte, Santo Domingo, R. D., 2001”, “EL COLOR ROJO DEL AMOR” (Cuentos), Editora Buho, Santo Domingo, D. N., 2005”, y “CUENTOS ETERNAMENTE BREVES, Editorial Ángeles de Fierro, San Francisco de Macorís, Rep. Dominicana, 2005”, SIN TOCAR TUS PUERTAS (POESÍA), Editora de Colores, Rep. Dominicana, abril, 2007.
Algunos de sus escritos aparecen en los libros: “ANTOLOGÍA DE POETAS DE AZUA”, de Tomás Alberto Oviedo y Canó”, “DE ESPANTOS Y ESPASMOS” (Cuentos de Amor y Visiones), Editora Buho, Santo Domingo, 2003”, “CUENTOS PREMIADOS DE CASA DE TEATRO, 1991”, (Imagen de Mujer en la profundidad del espejo)”, “EL IDEAL INTERIOR”, Bruno Rosario Candelier Impresora Teófilo Santiago, Rep. Dominicana, 2005”, “TEATRO DEL VÍA”, William Mejía, Impresora Buho, Santo Domingo, 2005”, “COLOQUIOS, 2005, Feria Internacional del Libro, SEC, Santo Domingo. Rep. Dom.”, “LA NARRATIVA DE AVELINO STANLEY”, Basilio Belliard, Editora Búho, Santo Domingo, 2006.
Virgilio López Azuán ha sido ganador de importantes premios literarios, entre los que se encuentran: Premio de Honor en de Casa de Teatro, 1991 en el género Cuento, Premio Nacional de Poesía, GRIPAC, 1992, Premio Nacional Atheneísta(Teatro), 1994, Premio Nacional Atheneísta (Cuentos), 1994 y el Premio Nacional de Poesía, Universidad Central de Este, -UCE-, 2002, Premio Nacional de Literatura en el Género Poesía, 2007, Fundación Brugal y Sociedad Renovación, Rep. Dominicana.
López Azuán es Presidente de la Academia Sureña de Ciencias, miembro directivo de la Sociedad Dominicana de Escritores y Escritoras –SODES-, y miembro del Ateneo Insular.
El Honorable Ayuntamiento de Azua lo distinguió como HIJO MERITISIMO DE AZUA, en el 2007

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