En el mes de octubre celebraremos la II Exposición Colectiva de Alas & Aletas, por la preservación de las especies marinas y terrestres. Artistas unidos en pro de medio ambiente.
SERÁ EXPUESTA EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL
DE AZUA
Blog dedicado a la promoción de las obras de Artes Visuales de Virgilio López Azuán
Blog dedicado a la promoción de las obras de Artes Visuales de Virgilio López Azuán
En el mes de octubre celebraremos la II Exposición Colectiva de Alas & Aletas, por la preservación de las especies marinas y terrestres. Artistas unidos en pro de medio ambiente.
SERÁ EXPUESTA EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL
DE AZUA
Franklin García Reyes es un artista plástico
dominicano que acaba de obtener un premio internacional de pinturas en el
certamen Imaginación 2024. Ha participado en varias exposiciones nacionales e
internacionales y es miembro del Colegio de Artistas Plásticos Dominicanos.
Además, se desempeña como muralista y restaurador. Cree que “el artista debe
dominar un conjunto de técnicas que se fusionen para armonizar la línea, el
color, la figura, la forma, el valor, el espacio y la textura” (Pérez, 2022).
Unos meses atrás fui a una de sus exposiciones en
Santo Domingo. El estilo adoptado por el pintor es el cubista. Generé un marco
interpretativo de su muestra. Mi interés en aquel momento era disfrutar de los
cuadros, establecer un vínculo sensorial con el arte, sin pretensiones
conceptuales. Pero, al final, quedé altamente interesado por las técnicas y los
conceptos subyacentes en las obras, los cuales me motivaron a seguir
investigando sobre la producción pictórica de este artista nuestro.
Como he de contar a mis lectores, mi pasión es el
lenguaje, el pensamiento, las tendencias, los conceptos y hasta la filosofía de
las cosas. Más bien, el oficio encantador que ejerzo es el de pensar. Casi
siempre termino, como dicen en buen dominicano, “emburujado” con ideas,
análisis crítico, reflexiones, opiniones y disquisiciones, principalmente, en
los temas asociados al lenguaje y al arte, literario y visual.
El cubismo en algunas muestras del
pintor
Las pinturas de García Reyes permiten hacer una retrospectiva
teórica de las técnicas, formas e imágenes de estilo cubista. Algunos
cultivadores son: Pablo Picasso (1881-1973), Georges Braque (1882-1963),
Fernand Léger (1881-1955), Jean Metzinger (1883-1956), Robert Delaunay
(1885-1941), Jaime Colson (1901-1975), Joaquín Torres-García (1874-1949 ) Yoryi
Morel (1906-1979) y otros grandes pintores.
La crítica e historiadora del Arte, María Fals,
considera que la obra de Franklin García Reyes, “es muy variada en cuanto a
temas y estilos, se desarrolla dentro de un cubismo sintético, en el que en vez
de acudir a los tonos neutros, recupera el color en lo que él denomina ‘Cubismo
costumbrista’” (Fals, 2021).
Aproximarse a los cubistas es asistir, como ellos
mismos se caracterizaban, a una fragmentación de la realidad, a las
abstracciones geométricas en el arte. Con ellos, una nueva mirada a la gente, a
la vida y a las cosas, mostraba un rastro del pensamiento analítico, político y
filosófico que se incubaba en Occidente a principios del siglo XX. El nombre de
cubismo viene de la palabra clave, de origen francés "cubes", o el
cubo, como figura para la descomposición de los objetos y ser colocados sobre
el plano, mostrando una dimensionalidad, sin omitir en concepto la totalidad de
las formas. Estos artistas utilizaron también como figuras geométricas el
cilindro y el cono, pero la forma de cubo se destacaba ante las otras. García
Reyes prefiere utilizar el cuadrado, ante otras figuras.
El cuadrado en la muestra de García
Reyes
El cuadrado guarda muchos simbolismos. Ya Carl Gustav
Jung hablaba de la cuaternidad, cuál fuera un arquetipo universal, como premisa
de todo juicio lógico de la totalidad… En su libro Symbolik des Geistes (1953)
hacía alusión a la totalidad del horizonte al nombrar los puntos cardinales, los
cuatro elementos, las cuatro cualidades primitivas, las cuatro castas de la
India, los cuatro caminos en sentido de la evolución espiritual del hinduismo.
O sea, que la idea de totalidad está asociada al número cuatro en coincidencia
con Platón. Jung también expresaba que "la perfección ideal es lo redondo,
el círculo (mandala), pero su escala mínima es la cuadratura". El cuadrado
y el círculo, como figuras geométricas, están relacionadas en sus
configuraciones… Los antiguos mesopotámicos, para conocer el área de un
círculo, lo situaban entre dos cuadrados.
El cuadrado en el arte sería la presentación de un
paradigma de rectitud moral o espiritual, una manera calculada de aproximarse a
realidades tangibles y verdades contundentes y categóricas. También, representa
rupturas de modelos y el advenimiento de un mundo más dependiente de la ciencia
y su ideal de progreso. Sería el resultado de una nueva visión del mundo cuando
iniciaban las primeras décadas del siglo XX, donde la teoría de la relatividad,
el espacio-tiempo- de Einstein, había emergido en el mundo académico de
entonces.
Coincide esta etapa con el apogeo de grupos
filosóficos y científicos de Europa, entre ellos, los del Círculo de Viena.
Matemáticos, físicos y científicos naturales incursionarán en temas para
explicar la filosofía con los métodos de ciencias, desde el empirismo lógico,
neopositivismo o positivismo lógico. Plantean una crítica a la metafísica y
consideran la filosofía como una disciplina que distingue lo que es y no es
científico. Propugnan por la elaboración de un lenguaje que sea común para
todas las ciencias. Se destacaron en este círculo: Moritz Schlick (1882-1936),
Otto Neurath (1882-1945), Herbert Feigl (1902-1988), Rudolf Carnap (1891-1970),
Philipp Frank. (1884-1966), Friedrich Waismann (1896-1959) y Hans Hahn
(1879-1934), entre otros.
Obras destacadas
Algunas obras destacadas de García Reyes son
“Maternidad”, “Copa de vida”, “Mi ángel guardián”, entre otras. En los trazos y
los colores, el artista expresa su sensibilidad, pensamiento, sentimiento e
intuición. Se desplaza la ternura y la compasión en las figuras costumbristas y
religiosas. En la mayoría de sus obras, donde aparecen rostros, principalmente,
los de personajes que semejan a Jesucristo o la Virgen María, los ojos los
pinta como si estuvieran cerrados, dando la impresión de sacralidad y devoción.
El fundamento básico de estas es mostrar una imagen inmediata de una profunda
esperanza espiritual, siendo una fuente inagotable para su pensamiento y
consagración.
El estilo cubista, en la figura humana, se queda solo
para el rostro; las demás partes del cuerpo son presentadas atendiendo a la
tridimensionalidad en el plano. O sea, que el pintor se expresa con figuras
bidimensionales y tridimensionales. ¿Qué razón supone esta mixtura de
representar en el lienzo la segunda y tercera dimensión?
Sugiere el planteamiento de una realidad con múltiples
dimensiones, una composición estética asumida desde una perspectiva de la
observación plural del objeto. Su sentido sería trasladar las formas de las
cosas que tienen explicación en el mundo bidimensional a uno tridimensional,
sin que se pierdan las propiedades de la figura y se avistan sesgos u omisiones
del total de la cosa representada.
El cuerpo humano posee simetría
bilateral. Si se produce un corte en dos mitades, de arriba hacia abajo,
resultaría que cada mitad sería igual a la otra. En las cabezas pintadas por
García Reyes, utilizando el cuadrado como forma, el corte simétrico es notorio.
Un lado de la cara, con un ojo y pestaña, ceja, labios y nariz, hace suponer la
existencia del otro lado con las mismas características; sin embargo, esa
simetría bilateral a veces no se expresa en otras pinturas. En algunos casos,
el artista pinta los labios sin tomar en cuenta esa simetría y transgrede la
forma física del cuerpo humano, visto con un perfil bidimensional. ¿Sería una
aproximación al concepto del cubismo analítico?
Una obra de Pablo Picasso pudo
haber influido en el pensamiento pictórico de García Reyes. Es la llamada
“Chica con mandolina” del cubismo analítico. Es la figura de la mujer compuesta
por cubos, pero se resalta el cuadrado en forma de rostro. El ojo aparece como
cerrado, quizá, disfrutando de la música del instrumento. De esa misma manera,
los ojos en los rostros pintados por García Reyes están cerrados. En esta
pintura de Picasso, se aprecia que el rostro se prolonga hacia la tercera
dimensión. Lo mismo sucede con el cuello, que se le pinta una sombra para darle
profundidad. Coincide esta sombra con la de un cubo colocado al lado del cuello
de la chica.
En García Reyes, el cubo no es
presentado en su amplitud proporcional. Pone de relieve el cuadrado con su
preeminencia en el lienzo. La nariz, en los rostros pintados por García Reyes,
se muestra de manera incompleta o tácita.
Las imágenes cubistas pueden
ofrecer sentido de profundidad al objeto, si cumplen con sus postulados
geométricos, principalmente, cuando se utilizan trazados en forma de
cubos, conos y cilindros. Se genera una flexibilidad en la imagen y
una suavización del acto perceptivo, o sea, el fenómeno estético puede semejar
más a la realidad que utilizando el cuadrado o el rectángulo con más
frecuencia.
Con la utilización del cuadrado
como figura geométrica, García Reyes convierte el rostro en una imagen
abstracta y el resto del cuerpo refleja una aproximación a la realidad real en
cuanto a las formas.
Rigidez y límites de
interpretación en las muestras cubistas
¿Existe alguna rigidez para la
percepción de las figuras cubistas? ¿Limita la interpretación o la traducción
de la pintura a un lenguaje de palabras que lo acerque más a la realidad
codificada del objeto por medio de la interpretación holística? En el arte
cubista existe el privilegio de las formas y la tendencia de suprimir la generación
de emociones o sentimientos. En ese sentido, existe cierta rigidez para
despertar efectos sensoriales. Aunque esto es discutible, no es menos cierto
que en la expectación se reduce la amplitud imaginativa. La figura del cuadrado
era y es más cercana a la realidad dentro de la cultura occidental. Es la que
más se repite en los entornos familiares y sociales. Se visualiza con los
objetos dentro de la casa: las formas de mosaicos del piso, de la habitación,
el libro, las ventanas, los cuadros en la pared, la pared misma, el escritorio,
la cama, las puertas, la laptop… En la configuración de la ciudad, las calles
con sus cuadras, los parques, los estilos urbanísticos; excepto, los que
provienen de estilos arquitectónicos clásicos. En fin, el cuadrado, se
entroniza en la psique cultural de los colectivos, propiciando estilos de
vidas, hábitos y conductas con tendencias a la rigidez.
El lenguaje pictórico
En su muestra, García Reyes, lo rígido lo hace parecer
elástico, dúctil y perceptible. A pesar de que los cubistas utilizan una paleta
de colores reducidos, como también lo hace García Reyes, las combinaciones y
los tonos encendidos permiten sensaciones estéticas variadas. En la primera
etapa del cubismo, los colores grises, verdes y marrones predominaban. Después,
la paleta se abrió un poco más, manera técnica que adopta nuestro pintor. Se
resaltan los colores de los rostros, que van desde un amarillo intenso hasta
uno anaranjado. El color carne no forma parte de la paleta de nuestro artista.
Subyacen los colores del trópico, asociados con los que evocan costumbres de
ancestros.
Para interpretar el lenguaje pictórico de García
Reyes, reiteramos que, en las pinturas con el estilo cubista, es preferible que
exista “La necesidad de apreciación de las obras de artes visuales desde un
presupuesto holístico, parte del análisis de los múltiples aspectos que la
caracterizan, como un ente íntegro y organizado, resultado de interacciones
multidimensionales constantes en un contexto…” Salas-Batista, G. (2017). Esto permite
una aproximación a las motivaciones, emociones, pensamiento artístico del
autor, para consentir una visión más clara de su arte.
El impresionismo y el puntillismo son dos ejemplos de
arte holístico. Una puntilla está en relación con las demás puntillas, pero no
se puede definir el concepto de figura, describiendo a una sola puntilla o un
trazo en el lienzo, como lo hacía Vincent van Gogh, que tenía una concepción de
fragmento. Cada pincelada establece una lógica de la pintura con las demás partes.
Aunque las obras de García Reyes se pueden analizar por medio de sus partes, en
relación con las técnicas utilizadas, la mirada holística permite la
caracterización de su forma de pensar y la apreciación del lenguaje de la
realidad.
En fin, la plástica dominicana tiene en García Reyes
un continuador de las expresiones cubistas en este tiempo. Su adaptación al
contexto de las percepciones actuales del individuo y la sociedad, más el
enriquecimiento de conceptos de formas y perspectivas de las cosas, serían
innovadores. A eso apuesta este artista, a la prolongación e individuación de
su arte como fuente expresiva.
REFERENCIAS
1.
C. G. Jung, Symbolik des Geistes, 2ª ed., 1953, pág.
399.1
2. Fals, M. (2021) Franklin García
Reyes y el cubismo costumbrista. Periódico El digital. Santo Domingo.
Recuperado el 23 de julio de 2024. https://eldigital.com.do/franklin-garcia-reyes-y-el-cubismo-costumbrista/
3. Geobanis Salas-Batista (2017) El
holismo, un necesario referente para la apreciación de las artes visuales y su
dinámica en la formación del profesional de la educación. Revista Maestro y
Sociedad, Cuba. Recuperado el 26 de julio de 2024 file:///C:/Users/Virgilio%20Lopez.Azuan/Downloads/delasmercedes,+3312-10713-1-CE.pdf
4. Pérez, M. (2022). Franklin García:
“Me gustaría que la cultura alcance a la masa popular” Periódico El Caribe.
Santo Domingo. Publicado el 5 de agosto del 2022 y recuperado el 23 de julio de
2024. https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/entrevista-cultural/me-gustaria-que-la-cultura-alcance-a-la-masa-popular/
Domingo 28 de julio de 2024
Publicación en Acento: No. 113
Artista plástico, Félix López
Por Virgilio López Azuán
No
existen maneras para definir a un artista en todas sus dimensiones. El yo
absoluto es de difícil descripción ante la concentración y dispersión del acto
creativo. Sucede en todas las artes. Su construcción está sometida a fenómenos
no solo de experiencias vitales, temporales y atemporales, sino a al orden, al
azar, a la sincronicidad de Carl Jung (1964) , y otros fenómenos del consciente
e inconsciente; del texto y el contexto, del tiempo y el vacío, de lo visible e
invisible.
En la pintura, como arte, la expresión del yo, no deja atrás
el orden y el caos de lo consciente y mucho menos de lo inconsciente.
Emociones, sensaciones, recuerdos, arquetipos, modelos, paradigmas, hábitos…,
pueden aflorar, dando formas a realidades e irrealidades; también, de “los
renglones derechos y torcidos de la
personalidad humana” —tomando palabras prestadas de la novela de Torcuato Luca de Tena, Los reglones torcidos de Dios.
El arte puede reflejar estados psíquicos de
importancia para la descripción del yo artista. Siempre he pensado, como
algunos metafísicos, que el yo es un concepto múltiple, está conformado por un
conjunto de yoes. Las habilidades del artista, los desdoblamientos, las maneras
de penetrar a las formas, sustancias o esencias de las cosas —unido a la técnica
definida en su arte—, son las diferencias entre unos y otros.
En un cuadro pictórico las luces y las sombras develan
dimensiones espaciales y temporales. Penetrar a la hondura del ser, o de la
cosa, es el gran desafío del creador; hacerlo fluir, rescatarlo del caos donde
está metido es la tarea. Traerlo a la superficie y transmutarlo, convertirlo en
sensaciones de plenitud, podría ser la conquista del vellocino de oro.
Félix López es un artista plástico
dominicano con larga trayectoria, sin el reconocimiento justo por su talento y
su pasión artística. No es un improvisado, ni se deja apabullar de los desafíos
de las luces y las sombras cuando toma un pincel. Tampoco se echa para atrás ante la confrontación de la
realidad real, la realidad percibida, lo surreal y el abstracto, en sentido
general. Muchos de sus cuadros dan la impresión de que prefiere el realismo en
cuanto a las formas, como son los casos de su producción de arte, donde las
aves y los peces son los protagonistas. En estos casos, el artista apela a
matices vivos, brillantes y resaltados; tropicales y calientes.
Lo sexual, mujer y naturaleza
en su arte
La imagen
y simbología de lo sexual son materias importantísimas en el arte de López,
principalmente en la figura de la mujer, real o paradisiaca, total o
segmentada. Si se psicologiza al autor, rasgos del erotismo y lo sexual
aflorarían como eje temático del discurso mental, las sensaciones y
representaciones. En sus muestras ese discurso más que sensual es simbólico,
casi ritualista. El respeto y la exaltación de la mujer como fuente de recreación artística es un mensaje
subyacente. Hay una fuerte crítica a despojar al cuerpo de la mujer de su
estado natural frente al riesgo del modelaje producto de las cirugías
plásticas, cosa esta que entra en contraposición con el ideal de la belleza del
artista. Donde no acepta el logro de los paraísos poéticos, de lo bello es en
ese acto. Aunque él se preocupa mucho por las formas pictóricas en el lienzo,
ante una realidad de riesgo de una vida humana, el arte es capaz de echarlo por
la borda. Ahí se centra una pasión particular por la mujer, su forma y quizá
por lo sexual.
Hay en las obras de este artista una naturaleza viva y otra muerta. Los pares donde encuentra el ciclo de su expresión. Por eso, en algunas de ellas encontramos restos de cadáveres de animales, huesos, tierra cuarteada, como si no existiera vida. Viaja en un ciclo recursivo, vital y no vital. Lo único con vida en todo momento son los colores, capaces de penetrar a la sustancia no vital. Los cilindros de colores se entierran en las grietas de lo muerto y resurgen con la misma vitalidad. Nadie sabe lo que encuentran en su travesía. Cuando salen, encuentran restos de naturaleza muerta, huesos, material orgánico y otros desechos, con los habían dejado.
Todos miran, pero nadie ve
El artista López tiene una colección que la ha titulado
“Todos miran, pero nadie ve”, donde en un cuadro los ojos humanos pintados en
abstracto están ahí, como si fueran el negativo de una fotografía, sin los iris
encendidos, sumidos en una oscuridad, ignorancia e indiferencia infinita. Como parte de los cuadros, aparece algo de la
naturaleza, ya sea en deterioro, abandonado o muerto, sin ojos que los vean.
El título de la colección antes mencionado nos refiere a un
orden verbal en la percepción del sujeto u objeto: Mirar, ver y observar. Si el
artista dice que nadie ve, el proceso de observación no estaría presente. Quien
percibe no se está fijando en los detalles de cómo la naturaleza sigue un
tránsito de muerte. Con solo ver sería suficiente para evitar el ocaso, no es
necesario observar. Es la máxima petición del artista.
Como parte de la naturaleza misma, ¿querrá el artista ser
visto por los demás? En una obra pictórica, sería un grito del yo (imaginario),
que lanza a los vientos su voz de alarma por sí mismo y por todos, de forma
sincrónica.
El artista con su obra propicia un estado de entropía de la
naturaleza de su ser, su yo y ego. Aquilata los estados de su esencia y los
lleva al lienzo, siempre con un eje transversal de carácter ético. En López se
rezuma el néctar de un mundo que va hacia el caos, con cierto hálito de
esperanza, simbolizado en unos cilindros de colores, pero con acento de
irreversibilidad.
Esa irreversibilidad aludida no está definida desde la filosofía del
existencialismo, sino de leyes y principios naturales. Quizá en esta nueva
corriente es donde va dejando el rastro del realismo monotemático para
presentar una dualidad: realismo-surrealismo, o una tríada:
realismo-surrealismo y, abstraccionismo incipiente —arte alejado de lo
figurativo que evita imitar o reproducir elementos naturales o reales—, configuren
maneras diferentes de expresión artística. Quizá haya una ruptura, un
distanciamiento, porque la realidad se agrieta —así como presenta en sus
cuadros el agrietamiento de la tierra producto de la sequía—, se hace caótica;
deja su estado de cuidado irrestricto de las formas y eclosiona.
En la
mayoría de los artistas, estos cambios son naturales, porque son naturales en
la vida misma, la cual está proclive a ellos, aunque haya fuerzas o mecanismos
de resistencias por tendencia a fundamentalismos que los impidan.
Los cilindros de colores y las influencias
Domingo 31 de marzo de 2024
Un colectivo de artistas plásticos de
Azua ha presentado una exposición de pinturas en el Centro Cultural Héctor J.
Díaz en esa provincia sureña. Uno de los participantes es Juan Ramón Patricio y
lo hace con dos pinturas llamativas para los visitantes: “América” y “Sistema
cerrado de tradiciones”, donde el pintor muestra un excelente manejo de la
técnica y el sentido de las imágenes. En ambos cuadros existen aproximaciones
al cubismo y al simbolismo, presentando diversas vistas del mismo motivo
tratado. El espectador no lo percibe de manera inmediata de forma integral,
buscando la secuencia, armando las piezas ni dando giros en pleno acto de
desciframiento. El caos, el estado de horror y la indefinición del todo en el
cuadro, no lo permiten. Tendría que hacer secciones en la pintura y centrarse,
de esta forma construiría un concepto de la historia en sus diferentes matices.
En “Sistema cerrado de tradiciones”, la vuelta a una de las características del
cubismo está presente en la imagen de un sacerdote católico sin cabeza con una
especie de rosario simbólico entre sus manos. De ese rosario no pende un
crucifijo, sino una especie de barco de velas, una careta o una imagen capaz de
soportar otras definiciones o interpretaciones.
“América”
En este texto pictórico nos
detendremos en un solo cuadro, en el llamado “América”. El lanzamiento estético
del artista lo hace motivado por un cemí taíno, elemento totémico en las
creencias de los aborígenes de Quisqueya. Tal figura designa a una deidad o
espíritu ancestral, el cual era invocado en caso de enfermedades y en rituales
adivinatorios.
Las técnicas utilizadas por el
artista, sus escisiones y sentido simbólico, como vía para interpretar los
múltiples mundos gravitantes en la pasión de los trazos, los matices y las
formas, alcanzan dimensiones reflexivas en un choque de civilizaciones. Busca
una expresión sincrética de fragmentación, construcción o aniquilación de
identidades étnicas, impactadas por poderes hegemónicos. Expone lo horrendo, el
misterio, y sobre todo, los mundos de seres oprimidos, dominados por los mitos,
las creencias, el fetichismo y el poder.
Si un observador de la pintura de
Patricio se planta con una mirada proyectiva, encontrará un lenguaje de capas superpuestas
que bien pueden ser separadas. Es un cuadro elaborado con la técnica acrílica
sobre tela, en un formato 30” x 40”, donde el rastro del cubismo aflora en dos
capas, principalmente en la de abajo y en la superficial, mientras que el
simbolismo está presente en toda la pintura. Podría existir una capa más lejana
o una fuente, desde donde se proyecta una luz o fuego en dos posiciones, en la
capa más lejana y en la segunda, y está representada por el color amarillo.
Este color, presente en todas las capas, funciona como un reflejo del misterio
interior, de la fragua de la imagen en sentido general. Podría tener la
funcionalidad generativa de las incisiones en el cuadro o ser el respaldo
simbólico de espiritualidades ancestrales.
Sin lugar a dudas, las luces están
colocadas detrás, como si la imagen pictórica, en sentido general, quisiera
protegerlas, haciendo que las capas funcionen como escudos. Contrario a lo que
pueda pensarse, en vez de liberadoras o protectoras, las luces están
resguardadas. Necesitan de interceptores para ser develadas en plenitud —y
muestren verdades y esencias— ante lo horrendo presentado por las imágenes
escindidas en cada capa.
A diferencia de algunas pinturas del
tenebrismo barroco, donde el foco de luz venía desde el frente y el fondo era
oscuro, en “América” el foco de luz viene de atrás y el fondo no es tenebroso,
el cual está parcialmente oculto a partir de la segunda capa. Patricio trae al
espectador contenidos temáticos de características míticas, mágico-religiosas e
históricas, temas presentes en géneros antiguos y en el barroco.
Una característica relacionada con la
expresión de la pintura neoclásica, es la siguiente: la figura del cemí
fragmentado en la primera capa, aparece más remarcada comparada con las
imágenes de las siguientes capas. Eso acentúa la importancia del cemí en el
lenguaje de las formas y la esencia de un pasaje mágico-religioso a
destacar.
La
pasión por los trazos
En muchas líneas de contornos hay
luces y en otras sombras, porque imágenes de los planos de abajo penetran a los
planos superiores, figurando una realidad generalmente caótica. Uno de los
focos de luz viene de forma diagonal parecido a los utilizados en el
barroquismo. Las luces y las sombras se superponen, los contornos están formados
por trazos muy finos o difuminados y otros con ribetes iluminados. En algunos
casos no se quiere dejar rastros del pincel, apareciendo figuras opacas, casi
ocultas.
Lo profundo como concepto —de las
dimensiones físicas de las imágenes— no es lo primario para la expresión
plástica del pintor. Se privilegia el plano sobre el plano. La búsqueda de lo
profundo está más en lo simbólico que en el trazo. Subyace el desmembramiento
de la opresión, la libertad subyugada; la meticulosidad del trazo a partir de
un ojo plástico, permea las dimensiones incluidas en cada capa. Una lectura a
partir de los trazos tratando de interpretar todo el caos presentado, es el
viaje de capa en capa, como si el observador penetrara a nado las procelosas
aguas de un mar agitado. Lo primero en encontrarse sería una puerta
mágico-religiosa, representada por la imagen base, que es el cemí taíno;
inmediatamente después, el paisaje de lo horrendo u horripilante: personas en
pleno antro opresivo, esclavitud, fragmentos de cuerpos, moscas, larvas,
huellas, coronas, cadenas, grilletes, fierros, candados, alambres, arigones…
Palabras
en la pintura, ¿riesgo o acierto?
En la parte inferior del cuadro
“América” aparece la siguiente palabra: Moenippvs. A veces la inclusión de
letreros en una pintura suele ser riesgosa, aunque pueden señalarse aciertos.
Es que una palabra puede ser guía para reducir la plasticidad del lenguaje
estético, convoca al espectador a la descripción fáctica. Moenippvs aparece en
la parte baja de la primera capa en una cinta o corona. ¿Qué significa esto
dentro del lenguaje pictórico de “América”? Nos remontaremos de nuevo al
barroco. El gran pintor Velázquez, entre 1639 y 1640, pintó su famoso cuadro
Menipo y le colocó la inscripción Moenippvs. Este cuadro sirvió para decorar la
Torre de la Parada, un pabellón de caza de Felipe IV de España situado en el
monte del Pardo, cerca de Madrid. Menipo fue un filósofo cínico de Grecia (siglo iv a. C.-siglo iii a. C.) que sirvió de
inspiración a Marco Terencio Varrón, Luciano Samosata, Erasmo de Róterdam y
Bartolomé Leonardo de Argensola.
El pintor azuano Juan
Ramón Patricio retoma la inscripción Moenippvs del cuadro de Velázquez y el espectador se preguntaría
¿Por qué lo hace? ¿Qué agrega al marco simbólico del cuadro? ¿Qué relación
guarda el cuadro “América” con el de Menipo? Si no agrega nada, entonces no
tendría sentido que apareciera allí. Velázquez recreó a Menipo en su figura de
cuerpo entero, vestido de mendigo, con la desilusión de “conocer las vanidades
y posesiones mundanas”. He sudado razones buscando la explicación simbólica y
solo se me ocurre plantear una hipótesis lejana. ¿Estaría relacionada la
inscripción con las “vanidades y posesiones mundanas” atribuidas a los estilos
de vida de los conquistadores y las ansias hegemónicas de la Corona Española? A
partir de aquí se abren otros umbrales para otras interpretaciones de la
pintura. Solo deseo dejar la hipótesis en vuelo como un punto de apoyo para
futuras disquisiciones.
En ese mundo semiótico
del cuadro “América”, cada imagen representa conceptos útiles para servir como
hilo conductor del gran drama de América. Refleja la alteridad del artista con
relación a los demás participantes en la exposición, quienes presentan obras de
importante valor pictórico, mezclando el realismo, el paisajismo, el misticismo
y otros estilos. Patricio es el único expositor que se apoya en lo histórico y
cultural con un lenguaje de abstractos y fragmentación.
El
simbolismo de las moscas
En el cuadro “América”, en diferentes
capas, aparecen moscas. Precisamente, en un ojo del cemí hay dibujada una de
ellas. Los hombres de ciencias han realizado experimentos con estos insectos y
han encontrado su gran capacidad para el escape. Poseen habilidades de
reacciones instintivas, capaces de anticiparse 200 milisegundos antes de
despegar porque utilizan información visual que les advierten del peligro.
Quizá lo simbólico de la aparición de
la mosca en el ojo del cemí podría ser la visión de las ansias de libertad del
oprimido, de salir de esos mundos plasmados en la obra, para superar lo
horrendo y lo opresivo. Esas criaturas de un mundo subalterno producto de la
incursión del hombre europeo en tierras caribeñas en los siglos XV y XVI están
allí representadas.
En otras partes aparecen las moscas,
incluso agrupadas. ¿No sería que las moscas rebelan el estado putrefacto del
lugar? Debe observarse un detalle, mostrado por el pintor, hecho de una forma
consciente o inconsciente: las moscas pintadas son muy parecidas a una variedad
de mosca de la isla de Santo Domingo. Nos referimos a la Mosca Metálica
(Lucilia caesar), un díptero de la familia clifóridos, la cual se alimenta de
néctar de flores y de sustancias líquidas de excrementos y cadáveres. Todo el
proceso del “Descubrimiento, evangelización y conquista de América” fue
caracterizado por horrendos crímenes, pestes, muertes masivas y
aniquilamientos, lo que supone cadáveres descompuestos e insepultos, pudiendo
ser la mosca el insecto más asociado a los organismos en estado de
descomposición.
Imágenes
en las huellas
En la pintura estudiada quizá lo más
importante son los detalles, aunque la sutileza del manejo de las figuras
empuja a un esfuerzo visual, al acercamiento, al deslumbramiento cuando se
supone haber visto una u otra imagen. Al pie de la obra aparecen unas huellas,
una al lado de la otra. El estudio e interpretación simbólica de las mismas
serían motivos suficientes para generar otro esfuerzo crítico. Se harían a
partir de la huella del hombre europeo, sobre esa impronta dejada a su paso por
el continente americano, o la huella del aborigen y el africano, quienes
ofrecieron resistencia a un sistema cultural ajeno a sus tradiciones, creencias
y maneras de vivir juntos.
Si el espectador centra su mirada en
el interior de las huellas aparecidas en el cuadro, podría observar otros
mundos pendidos, otras batallas humanas presentadas de forma difusa, como
asimismo, ha sido muy difusa y tendenciosa la historia contada del periodo
colonial, donde muchos héroes son villanos y muchos villanos son tratados como
héroes. Solo tenemos que darnos un vistazo por el drama del capitán Aragonés Francisco de
Villalpando y Juan Sebastián Lemba.
En
conclusión, tenemos en el cuadro “América” de Juan Ramón Patricio, un
importante aporte a la plástica dominicana, el cual podría servir de marco para
una interpretación de parte de nuestra historia. Mucho mejor, algunos críticos
de arte pudieran inferir sobre el presente del ser caribeño actual, en la
búsqueda permanente de posibilidades y reafirmación.
El
autor es escritor y educador
30 de
abril de 2023
Por Virgilio López Azuán
La exposición
de pinturas de la maestra Elsa Núñez con el título, Elsa Núñez, línea de tiempo (1983-2023), se presenta en el Centro
Cultural Perelló de Baní, provincia Peravia. Un recorrido por las creaciones de la artista a lo largo de décadas y
que, algunas de ellas, forman parte de
prestigiosas colecciones. Una mágica pasión
por el arte y sus esencias disfruta el espectador en cada muestra. Una
ocasión para aproximarse a los mundos y paramundos de la creadora. Actitudes
expuestas de un ente iniciático desde sus propios orígenes, y poco a poco se va
transmutando. Un toque a lo profundo y a lo mineral de la naturaleza, a lo
humano y lo ontológico, a lo telúrico y refulgente: un pinchazo de luz. Una
explosión en rocas sumergidas en las aguas de un alter, siendo la prolongación
configurada del mismo ser.
Las obras y opiniones de
los críticos
Algunas de las obras
presentadas en la exposición son las siguientes: “Ángel de la tierra (1983)”,
“La diosa de las mariposas (1987)”, “Hábitat de la mariposa (1987)”, “Mundo
ecológico astral (2016)”, “Noche de luna nueva (2022)”, "Exaltación a la
naturaleza (2023)”, “La madre naturaleza (2023)”, entre otras.
Amable
López Menéndez, crítico y curador de arte, dice de las obras de Elsa Núñez: “La
celebración de la naturaleza como madre procreadora y nutricia de la vida
terrenal y la especie humana, así como la pulsión ontológica, mística y poética
de Elsa Núñez, se nos revelan en la gracia única con que ella logra transmutar
las formas y sublimizar la superficie pictórica…”. Mientras, Marianne de
Tolentino, también crítica de arte, pondera su técnica y la renovación de las
sutilezas cromáticas en la obra de Núñez: “Una valoración sensual de la
pasta, recogiendo la voluptuosidad y la esencia de la materia, se funde en una
resonancia espiritual que libera las energías latentes y las sublimiza”.
También, Jeannette Miller, expresa que Núñez “alcanza un excelente nivel, tanto
por la calidad interpretativa de su particular fuerza interior, como por el
manejo de los medios cromáticos”.
Las obras de Núñez es su continuidad. No hay una muestra pictórica que no sea parte sucesiva de su ser, una andanza algorítmica de colores implosionados en los propios horizontes de la artista. Y uno se pregunta ¿quién es esa mujer pintada por Elsa, aparecida en algunas de sus obras?, ¿su propia divinidad?, ¿su puerta de escape a la libertad de su ser? Algunos analistas y espectadores aluden a la imagen física de la pintora, otros hablan de otra Elsa, aquella salida de los umbrales de un espacio-tiempo, instantáneamente eterno, emocional y espiritual.
Prestaré atención a dos
pinturas de la exposición: La diosa de las mariposas (60"x 40”. Mixta /
Tela. 2009) y Hábitat de la mariposa (1987), debido a las múltiples categorías
de análisis que soportan.
En la Grecia antigua la
mariposa era la representación de la divinidad femenina, símbolo sexual y luego
fue vista como una alegoría al alma inmortal. La hermosa Psique —presente tanto
en la mitología griega como en la romana— aparece con alas de mariposa.
Entonces, ¿Psique será la diosa de las mariposas aludida por la pintora? De ser
así, mariposa-alma inmortal, mariposa-divinidad femenina, mariposa-símbolo
sexual, serían los ejes del torrente imaginativo. Según Homero, en sus
escritos, presenta la creencia que al morir una persona, el alma o la psyché
sale del cuerpo, como si se tratara de una mariposa, un ser de la mitología,
que lleva al inframundo el alma de los difuntos. Ese lugar se revela en los
trazos de Núñez.
Al observar la pintura titulada, La
diosa de las mariposas, una representación de los inframundos parece aflorar,
con tantas marañas; con una diosa cargada de mariposas que podrían estar
muertas, o atrapadas en un antro purificador. Allí está la divinidad cumpliendo
con la misión de hacer flotar con alas de mariposas a un ser de luz. La diosa
lo sabe, que en verdad, en el horizonte de la luz y las tinieblas, no podemos
vislumbrar más que sombras, para decirlo a la manera de Giordano Bruno. Allá
abajo, en el propio inframundo, entre la liturgia y las sombras, hay algo de
luz y de tinieblas. En la pintura, la diosa es un ser de luz, con halos de
sombras y tinieblas; sus ojos miran hacia abajo, donde se verifica el acto de
purificación. El trance es total; la concentración, divina.
En medio del ritual de la
diosa de las mariposas, en su acto de demiurgia, en la pintura de Núñez se
adviene lo que denominamos la consumación del color. En la expresión cromática,
la pintora-diosa-creadora, tiene la tarea de atravesar los límites donde el
color adquiere la excelsa madurez de su esencia, con la indudable aspiración de
frisarlo en el espacio-tiempo. Dejar no solo una impronta donde la emoción de
los matices impresionen como en aquellos días de la máxima madurez del posimpresionismo,
sino una vertiente donde se colorea la existencia y el peregrinar del ser hacia
su propia emancipación.
No hay nada tan simbólico
como la evolución de una mariposa de: huevo-larva-pupa y adulto; una
metamorfosis completa, “un proceso mediante el cual una pequeña oruga se
convierte en una obra de arte alada”. Es a esa consumación que aspira la
artista Elsa Núñez, por eso se arroja a los brazos del mito, arrastrando la
magia, tomando como arma el pincel para disparar el fulgor de los colores.
Trazos detenidos en el tiempo, recreando el mito del ser con un metalenguaje
pictórico.
Esa diosa de la mariposa,
que es un alter: el de la pintora, y el de todos nosotros, los espectadores. La
hermosa Psyché fundó sus palacios en la psiquis de la creadora, generó una
pulsión que se convirtió en rayo y pasó por un prisma para difractar la luz,
(una luz pendiente de revelación) con la intención de desnudar sus esencias,
parte a parte, en pleno acto de la madurez del color, en su condición del ser
en tránsito a la transmutación.
En el inframundo, donde
ha llegado la diosa, como si fuera a rescatar almas, y darle paso a la
eternidad por el rayo del arte, solo hay tinieblas, sombras, y algunas pizcas
de luz. Es el único lugar donde la sombra existe sin ser la ausencia de luz: es
otra especie de sombra. Es un mundo
indecible —el límite de todos los límites pensados— donde los seres que habitan
tendrán la posibilidad de ser transmutados, solo con la intervención de la
diosa y el lenguaje de los colores, muchas veces en su alta lobreguez.
El mensaje de la pintura
aludida, para la existencia humana, es solo la construcción de la posibilidad
de ser y permanecer, incluso, después de ser ángeles caídos. Esto así, por
costumbre humana de aspirar a la eternidad.
El cuadro, Hábitat de la mariposa, de la
maestra Elsa Núñez, para mí como espectador, es uno de los más acabados, en
cuanto a la pasión esperanzadora que revela y la consagración áurea del color.
Seguro surgen las preguntas, visto el cuadro, ¿en cuál lugar habitan las
mariposas? ¿A dónde nos llevará la imaginación como espectadores? Sin dudas,
ese lugar no está aquí, en este plano tridimensional, podría estar en las
regiones del espíritu, donde nacen las cosas, donde el vientre fecundo de la
magia irrumpe, dejando atrás cualquier parálisis emocional. ¿Qué lugar será
ese? ¿En esa región no hace falta nada?
Como apreciarán mis lectores, solo preguntas surgen
ante el clímax sensual de los colores, la fértil sutileza de un ser alado,
primero en el alma, y como mariposa, libera su pasión en la ruptura de su
crisálida. En el cuadro hay vagina, maternidad, pasión, sexo, nacimiento y
libertad. Está el principio, el huevo fecundado, con la virtud de poseer el
vínculo necesario para la creación.
Ese hábitat de la mariposa está en “la corola divina
de una magnolia de abril”, en la “onda rumorosa de una fuente cristalina”, y en
las manos de una artista de la pintura que vio luz en el horizonte del color.
El autor es escritor y educador.
Domingo 28 de mayo de 2023.
VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN. Nació en 1959. Ha realizado una gran labor como animador sociocultural en la República Dominicana y el extranjero. Es escritor y artista plástico. Ha participado en diferentes exposiciones de arte, tanto como expositor como coordinador. Publicó los libros “ATHENE, Cuentos Premiados del Sur, (Compilador y coautor), Editora de la SEEBAC, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 1994”, “LLANTOS DE FLOR EN LAS SOBRAS DE SUS OJOS”, (Cuentos), Editora Milenio, Santo Domingo, Rep Dominicana, 1997”, “AMOR Y SOLEDADES” (Poesía), Ediciones Virgilio, Azua, República Dominicana, 1998. “LA NIÑA Y OTROS RECUERDOS” (cuentos), Editora Mediabyte, Santo Domingo, R. D., 2001”, “EL COLOR ROJO DEL AMOR” (Cuentos), Editora Buho, Santo Domingo, D. N., 2005”, y “CUENTOS ETERNAMENTE BREVES, Editorial Ángeles de Fierro, San Francisco de Macorís, Rep. Dominicana, 2005”, SIN TOCAR TUS PUERTAS (POESÍA), Editora de Colores, Rep. Dominicana, abril, 2007.VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN
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